Zalduendo / Ponce, Morante y Talavante
Seis toros de Zalduendo, correctos de presencia, mansearon en líneas generales aunque no plantearon dificultades.
Enrique Ponce: Una oreja (estocada) y dos orejas (pinchazo y media estocada). Morante de la Puebla: Una oreja tras aviso (pinchazo y estocada) y silencio (media estocada desprendida). Alejandro Talavante: Dos orejas (estocada trasera y atravesada) y una oreja (estocada caída).
Plaza de toros de Olivenza, 2ª de Feria. Lleno en festejo matinal.
OLIVENZA (BADAJOZ).- Si el protagonismo de la tarde residía en la vuelta a los ruedos de José Ortega Cano, la mañana y el día entero pertenecía por méritos propios a la figura de Enrique Ponce. El valenciano hacía doblete en un año en el que cumple 17 temporadas consecutivas haciendo el paseillo en la plaza de Olivenza. La afición se lo reconoció con una fuerte ovación al romper el paseillo que compartió con sus compañeros de terna.Por como estuvo, Ponce podría repetir otros 17 años más y seguir dando lecciones como la de ayer, rozando la perfección.
Ya había hecho méritos con el descastado primero al que cortó una oreja, pero el momento cumbre llegó en el cuarto. El astado huyó de picador en picador en el tercio de varas pero Ponce es Ponce y ya, en un quite en los medios, logró sujetarlo con gran maestría. El inicio por bajo fue sencillamente soberbio, igual que las series en redondo, perfectas a no poder más, como los pases de pecho y los cambios de mano.
¿Que vuelve José Tomás? Pues que vuelva. Ya estuvo hace unos años y no pudo con Ponce. Ni ha podido nadie. Ni podrán nunca si sigue a este nivel. Las tandas de toreo al natural surgieron ligadas y limpias y el epílogo, de nuevo por bajo, cerró una obra que hubiera sido de rabo si no es por el pinchazo previo a la media que acabó con la vida del astado.
Nada bueno se podría augurar tras la salida al ruedo del segundo.Morante de la Puebla se inhibió de la lidia y tuvo que ser su peón el que parase al toro. Sin embargo, y pese a unos primeros instantes dubitativos con la muleta, el sevillano se centró, asentó las zapatillas y bordó tres naturales que arrancaron oles rotundos. A ellos, le siguió una soberbia tanda en redondo con gran ligazón y profundidad finalizada con remates marca de la casa. Pero Morante dejó a todos con la miel en los labios, pues de ahí al final nada fue lo mismo. Pese a ello paseó una oreja.
Con la puerta grande asegurada por sus compañeros, salió el sevillano a por todas en el quinto, al que recibió con enfibradas verónicas.Empeoró el astado llegando al último tercio bronco y reservón.Morante abrevió y fue el único en salir a pie de la plaza.
Alejandro Talavante fue recibido con cariño por sus paisanos.El diestro rayó a buen nivel toda la tarde con dos faenas con distinto planteamiento.
A su primero lo toreó con algo de frialdad al comienzo para pasar después al toreo de cercanías asustando al propio miedo y haciendo pasar al toro por donde parecía del todo imposible. El público, muy entregado, solicitó para él las dos orejas. No se llegó a ese nivel de entusiasmo en el sexto, pero en éste, tras las primeras fases de acoplamiento, Talavante interpretó el mejor toreo con tandas muy profundas y muy cruzado. En definitiva, muy de verdad.