Las obras que forman este retablo son La Cabeza del Bautista y La Rosa de Papel -ambas pertenecen al Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte- y Las Galas del Difunto. Se trata de tres pequeños textos que contienen la señas de identidad del autor: criaturas esperpénticas y el característico humorismo negro, irónico y punzanteen un contexto de guerra o de miseria, informa Europa Press.

«Las deformaciones grotescas de los personajes y sus situaciones están presente en las tres obras», afirmó ayer la directora de Retablo Valle-Inclán, Pepa Calvo, en la presentación de la obra en el Tantarantana. Calvo aseguró que escogió al escritor por su lenguaje «punzante, hiriente, satírico, y de mala leche».Para Pepa Calvo, Valle-Inclán está «injustamente olvidado en Cataluña» y se tenía que recuperar porque «es uno de los grandes, ya fuera catalán o no».

Según la directora, que también es la encargada de la versión, se ha pretendido «mantener el mismo lenguaje, pero creando una teatralidad nueva, distinta». Esta nueva concepción que pretende «potenciar al máximo el juego teatral», se traduce en «mostrar los trucos, las tripas del teatro». De esta forma, los siete actores que dan forma al espectáculo se cambian en el mismo escenario o manipulan ante los espectadores los elementos que forman parte de éste para transformar el contexto.

Esta idea también parte de la insuficiencia de medios de los que dispone el Teatre del Repartidor, una compañía surgida en 1993, fundada por Pepa Calvo, Bretón Fernández y Francisco Javier Basilio, quien, es además actor y encargado de la producción de Retablo Valle-Inclán. «No podíamos hacer piezas grandes, así que decidimos coger tres pequeñas», que reúnen un mismo carácter «esperpéntico», explicó Basilio. Este Retablo Valle-Inclán permanecerá en el escenario de la Sala Tantarantana hasta el 8 de abril.