En el montaje Wuttke encarna al dramaturgo Artonin Artaud, un tipo enfermo que cree estar hablando con Adolf Hitler en una cafetería cuando en realidad está metido en su celda del psiquiátrico.Pero la historia no tiene tanto de macabra, puesto que en realidad está basada en una carta que el «visionario» dramaturgo escribió realmente a Hitler y en la que le recordaba un supuesto encuentro previo entre ambos en el Romanische Café de Berlín, un local visitado por intelectuales de la época.

«La escenografía es una gran caja que simula la habitación de un manicomio», explicó el director de la pieza, Paul Plamper.«En la supuesta habitación hay un espejo en el que Artaud se mira y ve a Hitler», añadió Martin Wuttke. «Artaud dialoga con Hitler en calidad de artistas y critica ante él el arte burgués que, en su opinión, sólo vende habladurías, en lugar de enseñar la grandeza, el sacrificio, el dolor y la santidad a que el artista se debe ver sometido», dijo Plamper.

Wuttke definió al atormentado Artaud como un dramaturgo «que se ha hecho a sí mismo obra de arte» y aseguró que lo más complicado fue reflejar la delirante «tristeza y, a la vez, alegría», de la lucha del protagonista con su reflejo. En este sentido, el director quiso dejar claro que el montaje «no quiere retratar la personalidad» de Artaud.

Artaud erinnert sich an Hitler und das Romanische Café es la primera parte de una trilogía sobre Artaud, en la que se mezcla «comedia y sátira». En la segunda, Artaud hablará con su psiquiatra y será más humorística. Por último, la tercera parte se centrará en textos del propio Artaud.