A cambio, la promesa fascinante del periodismo ciudadano en internet, de los periódicos profesionales pulcramente realizados por una sola persona o por grupos muy reducidos, se confunde aún con la explosión de esa blogosfera con millones de bitácoras en las que se confunden las churras con las merinas. ¿Y si las sociedades modernas no fuesen un día capaces de distinguir ya, dentro de una inmensa maraña, lo que son genuinos medios informativos de lo que es ficción, o desinformación, o meras reflexiones personales sin valor informativo?

De algunas de estas cuestiones se ocupaba ayer en The Guardian el profesor de la City University de Nueva York Jeff Jarvis, aprovechando su estancia en Londres para las reuniones de la Online Publishers Association (Asociación de Editores en Internet). Lo que Jarvis enseña es periodismo interactivo.

Sus reflexiones: por una parte, que aunque muchos jóvenes acaben siendo autónomos y dedicados a ganarse el pan con sus propios medios en internet, deben dominar las técnicas profesionales del periodismo tanto como esos nuevos utensilios maravillosos (vídeos, Photoshop, slideshows, podcasts y demás) que hacen tan accesible la edición en la Red, y por otra parte, que «la verdadera lección de todo esto está en la adopción del cambio, en la propagación de una cultura de la innovación y de la experimentación y de una voluntad de cuestionarlo todo, de probar y de fallar». Añade: «Eso es lo que el sector de los medios de comunicación más necesita hoy. No se trata de establecer una ortodoxia nueva de un nuevo sacerdocio mediático: espero que nunca lleguemos a eso. Trabajen en medios antiguos o nuevos, o de forma autónoma, los periodistas deben estar preparados para pensar y actuar según maneras nuevas, para aprovechar oportunidades nuevas, para reformular con generosidad su relación con el público, para reconstruir la forma en que la información puede funcionar, para funcionar sin las viejas restricciones de tiempo o de soporte... y, finalmente, para aportar a toda esa tarea los conocimientos, la ética y las bases del periodismo que siguen siendo valiosos».

Ésa es la tarea, sin duda. Falta un elemento: no perder, en toda esta explosión, la fiabilidad ni la credibilidad ante el público. La interactividad de los blogs no es la panacea: es utilísima, pero por sí sola no garantiza la independencia del medio y el valor infirmativo de su mensaje.