LONDRES.-
Camino a la perdición, Britney Spears se miró hace unos días frente a frente con la muerte. Un tabloide británico informó ayer de un intento de suicidio de la joven estrella del pop, hundida en estas últimas semanas en una espiral autodestructiva de drogas, alcohol, drásticos cambios de look y hasta conversaciones con Satán, según informaciones provenientes de su entorno.
News of the world publicó ayer que Spears, cuyo primer éxito se titulaba Ooops... I did it again (Vaya... Lo hice otra vez), habría intentado suicidarse en la clínica de Malibú en la que trata de desengancharse del alcohol y las drogas. Britney, según un amigo citado por el diario sensacionalista, habría tratado de ahorcarse con una sábana, pero se lo impidió la diligencia de sus cuidadores.
Según los psicólogos, la tentativa de suicidio sería un intento de llamar la atención. News of the world especula con que Spears hubiera hablado minutos antes con su ex marido y padre de sus hijos, Kevin Federline, para suplicarle que volviera a su lado.
El tabloide va más allá aún y asegura, basándose en las mismas fuentes, que la cantante se ha tatuado la cifra 666 (número demoníaco) en la nuca y que tuvo un conato de huida de la clínica de Malibú gritando por los pasillos como poseída: «¡Soy el anticristo! ¡Soy el anticristo!».
La metanfetamina, droga que, según el diario consume en grandes cantidades Britney Spears, le provocaría alucinaciones y desequilibrios psíquicos que explicarían su descontrolado comportamiento en estas últimas semanas.
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