MADRID. - «Soy absolutamente libre para acertar y equivocarme con la elección de las canciones», afirma tajante Ana Belén. Es posible que ésta sea la receta secreta que ha logrado que la cantante no haya necesitado reinventarse a sí misma -y seguir triunfando - en sus más de 30 años de profesión.
Seis años han pasado desde que la cantante publicó su último disco con canciones nuevas. Sin embargo, en este tiempo no ha estado lo que se dice quieta: «He grabado un disco en italiano (Viva l'Italia, 2003), otro de directos (Una canción me trajo aquí, 2005), he estado de gira, he hecho cine, teatro...! He hecho de todo!». Pero, por raro que parezca, Ana Belén se abstiene de decir que no ha tenido tiempo para meterse en un estudio a gestar otro disco. Alega, eso sí, que no había nadie que la «obligase a hacerlo». La vocalista ha «ido seleccionando y reuniendo canciones de amigos».
En cualquier caso, el resultado de tan larga espera es Anatomía, que sale hoy a la venta con 13 temas.
Anatomía es el nombre que a Ana Belén le habría gustado ponerle a aquel que finalmente se llamó Mírame (1997) y en cuya portada la cantante salía completamente desnuda. El título se descartó por resultar «muy obvio». Así que lo guardó en la recámara y lo reservó para este nuevo disco, cuyos sonidos, según afirma, «forman la anatomía de mis gustos musicales».
Ana Belén se ha rodeado de algunos de sus viejos compañeros de viaje. Es el caso de Joaquín Sabina, que firma el que será el primer single del álbum (además de otras dos canciones), Pobrecita de mí. Una canción con tintes latinos, en la que se hacen continuas referencias al marido de la cantante, Víctor Manuel, y en la que se incluye un poema (Tú no sabe inglé), de Nicolás Guillén, al que la pareja conoció en Cuba a finales de los 70 y a cuyos versos ya pusieron música en más de una ocasión (veáse La Muralla). «Nosotros viajamos continuamente a Latinoamérica y nos pasa lo que a Joaquín componiendo: nos dejamos influenciar por sus sonidos y colores. Si uno viaja con los ojos cerrados, o como una maleta, sin enterarse de nada, no te enriqueces culturalmente».
Javier Limón, productor de discos tan diversos como los últimos de Bebo Valdés & Diego El Cigala, Buika, José Luis Perales o Paco de Lucía, es el encargado de dar el barniz sonoro que requieren las variadas composiciones: unas en plan pop, otras más rockeras, otras con aire de blues y alguna caribeña. «Es un hombre que se entusiasma con el material que tiene delante y se adecúa a él. Se preocupa mucho de las necesidades de cada canción. Se emociona con su trabajo y eso te estimula mucho», explica Ana Belén.
Otras colaboraciones, en cambio, no fueron tan estrechas. Bebe, con quien la cantante afirma no haber coincidido nunca «ni cantando ni actuando», escribió un tema para que fuera Ana Belén quien le pusiera voz, Me gustaría, una canción dulce en la que una guajira marca el compás.
Tan azul, con el Niño Josele a la guitarra; A veces sueño con nubes, de David San José (hijo de ella y Víctor Manuel) o Rumbo al Sur, de Pablo Guerrero y Leo Minax, son otros de los pequeños tesoros que encierra este disco.
Si a Ana Belén le queda alguna asignatura pendiente, es la de colaborar con voces femeninas como las de, según cita ella misma, «Buika, Bebe, Sole Jiménez o Luz Casal», por las que siente una profunda admiración.
Los que ansíen ver a la vocalista en directo tendrán que conformarse con verla sobre las tablas del teatro: «Este año no habrá gira del disco puesto que estaré ocupada con Fedra, la obra que presentaremos el próximo verano en el Festival de Teatro Clásico de Mérida». Habrá que esperar, por tanto, para ver cómo interpreta estos temas sobre el escenario.