INMA LIDON
VALENCIA.-
Hoy, el Valencia no está obligado a la proeza ante el Inter de Milán si quiere seguir vivo en la Liga de Campeones. Es la cuarta vez en el último lustro que el destino cruza a los dos equipos en Europa y, hasta el momento, le ha reservado la peor parte a los valencianistas. Esta vez huele distinto y hay esperanza de poder consumar la venganza.
El 2-2 que arrancó el equipo de Quique Sánchez Flores en el Giuseppe Meazza convirtió en mortal al conjunto italiano, cuyas cifras apabullantes en el calcio les convertían otra vez en los favoritos de la eliminatoria. Pero a su rutilante nómina de estrellas le costó superar la primera fase de la competición, vieron cómo el Valencia les remontaba dos veces en el partido de ida y esta noche les tocará sufrir en Mestalla. Eso sí, haber salido sin rasguños del estadio valencianista es un plus de moral. Tanto que declaran abiertamente que se ven en la siguiente fase.
Si el fútbol es gol, esta noche más aún. En un partido donde se asumirán los riesgos gustos, el equipo que se adelante en el marcador tendrá medio pase en el bolsillo. El Valencia lo sabe y ésa es su baza. No en vano un arma que nunca tuvieron aquellos equipos que cayeron derrotados es la pegada. El Valencia es el segundo máximo goleador de la competición, con 16 goles, sólo por detrás del Real Madrid. Además es el cuarto que más tira a puerta, mientras que el Inter se pierde en la cola de esta estadística, ya que sólo ha marcado siete goles. Eso sí, le han servido para llegar al mismo objetivo, lo cual significa que los han rentabilizado. La capacidad defensiva se iguala y el equipo de Mancini sólo ha encajado un tanto más que los valencianistas.
Marcar y templar el partido es el objetivo de los hombres de Quique. El técnico no quiere especulaciones, pero tampoco iniciativas suicidas que puedan salir caras. No quiere ir de favorito ni de víctima. Quiere un equipo «solidario y humilde». Repetir la segunda parte que cuajaron en Milán es un buen modelo a seguir. Si el Valencia pasa, Juan Soler estará más que feliz, ya que ayer se hizo con la mayoría de las acciones del club. Es ya el dueño del Valencia.
Ibrahimovic y Crespo serán el peligro en ataque, aunque Mancini sigue jugando al escondite con Adriano, que ha viajado pese a tener unos problemas musculares.
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