JESUS ALCAIDE
MADRID.-
Un proyecto casi finiquitado vive su semana definitiva en los escenarios más incómodos históricamente para el madridismo. Jugarse un órdago en el Allianz Arena y en el Camp Nou parece suicida, como apostarlo todo con una pareja de cuatros, pero no queda otra. De lo que suceda en estos seis días de pasión dependerá el futuro inmediato de Fabio Capello. El futuro a medio plazo ya se sabe. Será un finiquito multimillonario a partir de junio. Pero dos desastres consecutivos abrirán la puerta a la solución de emergencia en el banquillo, Míchel. Beckham y Reyes no podrán participar en ninguna de las dos finales anticipadas por las lesiones sufridas en el partido ante el Getafe. Ambos sufren sendos esguinces en la rodilla y no podrán volver hasta dentro de un mes.
La botella medio llena después de siete meses de fútbol infame dice que si el club blanco pasa la eliminatoria en Múnich y gana en Barcelona, nada le estará vedado. Se plantaría en cuartos de la Champions y quedaría a dos puntos del Barça con el goal average a favor. Pero incluso los más acérrimos seguidores madridistas admiten que estas dos opciones son tan complicadas como que se repita en las próximas noches el eclipse lunar del pasado sábado.
La lectura pesimista dejaría al Real fuera de Europa en los octavos de final por tercer año consecutivo y a ocho puntos de un Barcelona que no ha parado de darle oportunidades para el acercamiento con sus últimos traspiés. La temporada se habría echado a perder y sólo quedaría el desafío de atar una plaza en la próxima Liga de Campeones, un reto insípido para un club que se gastó 106 millones de euros en fichajes.
La historia no invita al optimismo. El Madrid jamás ganó en sus viajes a Múnich. Perdió en nada menos que siete visitas y sólo pudo arrancar un empate en su última aparición gracias a un gol de Roberto Carlos al que ayudó el grave error de Kahn.
En el recuerdo hay grandes goleadas humillantes, muchos malos ratos y sólo el consuelo de que algunas de esas derrotas no condujeron a la eliminación. De hecho, el Real se ha clasificado en sus dos últimos duelos directos con el coloso alemán. De los viajes a Barcelona tampoco hay mucho de lo que presumir. El Madrid rompió en 2004 una racha de 20 años sin ganar en Liga. El empate de la pasada campaña no sería un mal resultado. Pero entonces estaba Ronaldo, el hombre que anuló la clara superioridad azulgrana. Incluso para un Madrid normal, estable y confiado, sería complicado creer en el pleno y en salir con vida del doble desplazamiento a Múnich y Barcelona.
Una vez confirmadas las bajas de Beckham y de Reyes, que tampoco acudirán al Camp Nou, Fabio Capello optó por convocar a 23 jugadores para el viaje de hoy. Le ha faltado llamar a Santillana y a Velázquez. No tiene nada claro lo que va a hacer, decidirá en el entrenamiento de hoy en el Allianz Arena y dejará que cinco futbolistas se busquen la vida por los palcos o las gradas del estadio del Bayern, porque sólo podrá convocar a 18.
El italiano recupera a Raúl, Guti, Diarra, Cannavaro e incluso a Emerson, que al no jugarse el partido en el Santiago Bernabéu, estará disponible. Probablemente volverá a sufir molestias cuando se aproxime el siguiente compromiso ante una afición que no aguanta al hombre de los seis millones de euros.
El Bayern espera confiado después de la reacción que le ha permitido rehacer su rumbo en la Bundesliga. Ya está a sólo seis puntos del líder y el gol de Van Bommel en el Bernabéu les otorgó una confianza que no tenían antes de su viaje a Madrid. Hasta Magath, el técnico destituido hace un mes, afirmó que el favorito claro es el Bayern. Lucio y Salihamidzic están tocados, pero Hitzfeld confía en recuperarlos.
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