CARMEN LLORENTE
Las turbulentas aguas bursátiles no se han serenado con el descanso del fin de semana. La Bolsa española vivió otra jornada sacudida por las vendedoras, que se llegaron a cobrarse una caída del 2,2% en el Ibex 35. A media sesión, sin embargo, se frenó el descenso y el principal indicador bursátil cerró con una bajada del 1,53% con lo que retrocede ya hasta 13.749 puntos.
Son ya cinco sesiones de caídas, en las que el Ibex se deja un 7,45%, mientras comienza a cundir el nerviosismo y el miedo entre los inversores. Se establecen comparaciones con mayo del año pasado. Entonces el Ibex se dejó un 10% de su valor en siete sesiones. Es decir, que si la historia se repite, aún quedan todavía algunas jornadas más de recorte.
La corrección de mayo fue la antesala de nueve meses consecutivos de ganancias, una gran oportunidad para comprar a precios atractivos. Pero en esta ocasió, en medio del temporal, los inversores no se fían. Y si éste es el inicio de una larga caída... Ante la duda, mejor recoger beneficios. La Bolsa española protagonizó ayer la mayor caída de Europa -los principales índices europeos cedieron un 1%-.
«En los últimos meses hemos subido mucho más que las plazas del Viejo Continente, luego es normal que ahora bajemos con más virulencia», explica Dionisio Peláez, broker de GPM.
La Bolsa de la ciudad de los rascacielos, por su parte, optó por la indefinición, y durante toda la sesión alternó pequeños recortes con repuntes.
Un día más prosiguió la frenética huida de los inversores de los mercados emergentes. Las Bolsas asiáticas sufrieron caídas que rondaron el 3%, mientras que las plazas latinoamericanas experimentaron recortes del 2%. El desplome de los países en vías de desarrollo estuvo acompañado de fuertes caídas de las materias primas y un nuevo repunte del yen, provocado por el cierre de posiciones de los especuladores del llamado carry trade. Éstos tomaron créditos en el país nipón a tipos muy bajos con el objetivo de invertir en mercados de mayor riesgo, especialmente emergentes.
Las últimas turbulencias han provocado un gran repliegue de los inversores, que están retirando sus fondos de mercados más volátiles y recomprando yenes para pagar sus créditos, lo que explica la subida de la moneda nipona a los máximos de los tres últimos meses y la consiguiente espiral bajista que viven las Bolsas.
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