José Luis Rodríguez Zapatero, según fuentes oficiales del PSOE, esgrimió ayer un informe hecho por la dirección del partido sobre la actuación del PP durante el secuestro de José Antonio Ortega Lara, como una prueba más de «las mentiras del PP», la frase más repetida en toda la Ejecutiva.
En dicho informe se recuerda que ETA secuestró al funcionario de prisiones el 17 de enero de 1996, todavía durante el Gobierno de Felipe González. Además, se afirma que la liberación estaba condicionada al reagrupamiento de los presos etarras en cárceles próximas al País Vasco.
Según el PSOE, durante la etapa del PP en el Gobierno y mientras duró el secuestro, «se reagruparon a 43 presos de ETA en cárceles del País Vasco y, al menos 13 de esos presos tenía delitos de sangre y, en total, sumaban 26 asesinatos».
El documento, además, va acompañado con declaraciones muy significativas de los entonces responsables de la política de Interior del Gobierno del PP.
Así, se recoge en una afirmación del entonces delegado del Gobierno en el País Vasco, Enrique Villar, del 17 de junio de 1996, en la que vincula el reagrupamiento «en la línea de conseguir, primero, el cumplimiento de la ley manteniendo la dignidad y, segundo, que estas personas que lo tienen retenido cambien de alguna manera su salvaje comportamiento y se obtenga la libertad de este señor».
También se incluyen varias declaraciones de Jaime Mayor Oreja en la misma línea, ya que el entonces ministro afirmó en junio de 1996 que dicha reagrupación se hacía «en función de las actuales circunstancias».
Precisamente el ex ministro del Interior declaró ayer que el PSOE debe estar muy «desesperado políticamente» para introducir en el debate político a los presos de ETA que fueron acercados al País Vasco durante el secuestro de José Antonio Ortega Lara.
Mayor Oreja, en declaraciones a Europa Press, aseguró que al dossier divulgado ayer por el PSOE «le falta la lista trágica de concejales que fueron asesinados porque el Gobierno mantuvo una firmeza inequívoca para no modificar la política penitenciaria, tal y como quería el nacionalismo vasco».
«También tendrían que añadir a la lista las presiones que recibimos del PNV para que la cambiáramos, introducir los consejos y recomendaciones, por no llamarlos presiones, que también recibíamos de los dirigentes socialistas de la época para que flexibilizáramos la política penitenciaria de aquellos años», argumentó.
Según Mayor Oreja, «sólo se trata de una cortina de humo para esconder lo que ha tenido que hacer el Gobierno de Zapatero cediendo al chantaje de una organización terrorista».