Fernández formaba parte del grupo de 50 vecinos que tuvo que ser desalojado de sus domicilios en la calle de Jokin Zaitegi de Mondragón en la noche del 5 de enero, después de que radicales lanzaran cócteles molotov contra la oficina de La Caixa ubicada en los bajos del inmueble. El ataque provocó un incendio que afectó a las viviendas de tres portales.

Una era la del fallecido y su esposa Encarnación Vicario. Ambos se vieron obligados a bajar a la calle en plena noche. Las bajas temperaturas y, sobre todo, el humo inhalado agravaron el catarro que padecía y obligaron a ingresarle en la UCI dos días después.

Ambrosio Fernández había padecido con anterioridad problemas cardiorrespiratorios pero, aunque debía cuidarse, hacía una vida completamente normal, según aseguraron sus vecinos.

La existencia o no de una relación causa-efecto entre ambos hechos es la que concluirá si Ambrosio es considerado una víctima del terrorismo, apuntaron desde la Oficina de Atención del Víctimas del Gobierno vasco. Corresponderá al Ministerio del Interior determinar si la familia plantea la correspondiente solicitud.

En caso afirmativo, el Ministerio instruirá un expediente destinado a aclarar todos los extremos del fallecimiento para establecer si fue provocado por el acto de kale borroka. De ser así, sería la tercera víctima de ETA tras la declaración de la tregua.