ARITZ PARRA. Especial para EL MUNDO
SHANGHAI.-
Las disputas sobre el estatus político de Taiwan irrumpieron ayer en la agenda del Gobierno de Pekín, hasta donde llegó el eco del mensaje secesionista lanzado por el presidente de la isla que China considera parte indivisible de su territorio.
«Quien quiera que promueva la separación [de Taiwan] se convertirá en un criminal de la Historia», respondió el ministro chino de exteriores, Li Zhaoxing, a Chen Shui-bian, que durante su alocución ante un grupo de nacionalistas en Taipei, el pasado domingo, señaló que la isla debería independizarse, buscar su propio desarrollo, redactar una nueva Constitución y cambiar el nombre oficial de República de China por el de Taiwan.
Estos cuatro pilares conforman una nueva política del presidente taiwanés con la que abandona su promesa del año 2000 de no dar pasos hacia la independencia de la isla. También son parte de la estrategia electoral del partido gobernante, que busca la mayoría en las elecciones legislativas de final de año con la que podría convocar un referéndum para cambiar la Constitución. Durante los últimos meses, Chen Shui-bian ha lanzado una campaña para borrar toda referencia a China en los nombres de empresas públicas y sellos postales. El primer ministro chino, Wen Jiabao, durante la inauguración de ayer de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular, reafirmó la oposición de su Gobierno a cualquier actividad secesionista. «Queremos que las relaciones en el estrecho de Taiwan sean pacíficas, estables, y que se desarrollen en beneficio mutuo. Quien trate de revertir esta tendencia inevitable fallará sin duda alguna», señaló a los delegados.
Wen ofreció retomar el diálogo para la «reunificación pacífica» con cualquier fuerza política de la isla siempre que se adhiera al principio de «una sola China», y enfatizó el interés de su Gobierno por promover los intercambios y la cooperación económica a través del Estrecho de Taiwan.
Pero el primer ministro de la República Popular de China también empleó su discurso de dos horas para confirmar el plan para modernizar las fuerzas armadas. Para ello, China ha anunciado un aumento del presupuesto militar en 2007 de un 18%, algo que Taipei considera un intento por «desestabilizar el equilibrio militar del Estrecho» y una «amenaza a la paz en la región».
La tensión militar ha ido en aumento desde el final de la guerra civil, en 1949, cuando los nacionalistas fueron derrotados por el Ejército Rojo de Mao Ze Dong y formaron un gobierno propio en la isla.
China ha ofrecido una solución del tipo «un país, dos sistemas» para Taiwan, con una autonomía similar a la que gozan Hong Kong y Macau, las dos ex colonias reconvertidas en Regiones Autónomas Especiales bajo el mandato de Pekín.
Estados Unidos, que pide más transparencia a Pekín en la expansión de su poder militar, es el principal aliado de Taiwan, al cual provee de armas «defensivas». Sin embargo, Washington ve con recelo las expresiones secesionistas de sus líderes ya que pueden irritar al Gobierno chino y comprometer los intereses estadounidenses en el país.
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