«Se ha evitado una guerra civil y eso es muy importante, incluso para Israel», decía ayer Benita Ferrero-Waldner, comisaria de Relaciones Exteriores, antes del encuentro de ministros de los Veintisiete. «Pero simplemente no podemos decir cuándo, o si podremos retomar la relación con el Gobierno de unidad nacional, porque necesitamos ver su programa y sus acciones», comentó la responsable de la ayuda comunitaria a los territorios palestinos (pese a la ruptura con el Ejecutivo de Hamas, la UE, entre la Comisión y los estados miembros, mandó 700 millones de euros el año pasado a Gaza y Cisjordania).

Los líderes europeos alabaron el acuerdo de La Meca del mes pasado y el papel más activo de Arabia Saudí en el proceso de paz, pero dejaron en suspense cómo será su relación con el futuro Gobierno. Los franceses insisten en que la UE debe moverse rápido y retomar el diálogo en cuanto se forme el Ejecutivo de unidad nacional, sin necesidad de que pongan sobre el papel, y con todas las palabras, los tres principios exigidos por el Cuarteto, es decir, el reconocimiento de Israel -el más complicado para los palestinos-, la renuncia a la violencia y la ratificación de los acuerdos de paz.

«Debemos empezar a prepararnos para la ayuda de la UE y ajustar nuestra posición en función de las acciones del nuevo Gobierno palestino», dijo la ministra de Asuntos Europeos francesa, Catherine Colonna.

«Entiendo las ganas de ver un proceso, pero la cuestión es cuál es la mejor manera», dijo ayer Tzipi Livni, la ministra de Exteriores israelí, tras el Consejo de Asociación con la UE (el acuerdo privilegiado de Israel). La ministra insistió en que los europeos deben «respetar su decisión» de no negociar con los palestinos si no cumplen con los principios del Cuarteto, algo que, dijo, no están defendiendo los líderes que han firmado el Acuerdo de La Meca. «Nadie quiere que Hamas gane», insistió Livni, quien recordó que el mundo «está dividido entre moderados y extremistas» y la UE, Israel y «los palestinos moderados» están en el mismo barco.

Israel ha empezado a tratar, además, un estatus especial en su relación con la UE. Ayer se decidió la creación de un «grupo de reflexión» para que Israel «desarrolle» sus lazos con los Veintisiete y se asemeje más a Noruega o Suiza. Ferrero-Waldner insistió en que la relación bilateral debe estar «enmarcada» en la Política de Vecindad de la UE para que Israel no insista en sus sueños de adhesión, pero las opciones de libre movimiento de personas y bienes y de cooperación científica o económica son muchas. El nuevo panel debe «explorar», según Livni, «hacia dónde» quiere ir Israel con Europa.