ANTONIO GALA
Hablar de víctimas del terrorismo es llamar a demasiadas personas, y demasiado distintas, con tal nombre. Ya serlo es doloroso, pero también equívoco. Porque sus asociaciones se han politizado o han sido politizadas, y porque ser juez y parte a un tiempo es imposible. Unas están con el PP; otras, con el Gobierno del Estado; otras, con el PNV. Y reciben el apoyo correspondiente a su posición política, lo cual las aleja del común de los ciudadanos, que desean, sin ambages ni cortapisas, la paz. La paz como el fin público más deseable, que no es propiciado por divisiones partidarias, ni por distingos entre ETA y terror islamista, que parecen calificarlas en primera o segunda clase. Unanse, de momento, todas, con independencia de su origen y opiniones. Y ya veremos luego.
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