Se hace llamar Pedro, pero no se llama así, quiere mantener el anonimato y es una víctima en la sombra de todo lo acontecido ese 27 de enero fatídico. Pedro informó a la juez sobre las deficiencias en el material utilizado en el Carmel. Gracias a su testimonio la juez Elizabet Castelló, del juzgado de instrucción número 33 de Barcelona ordenó perforar una galería horizontal hacia el túnel que se hundió, para tomar las muestra que permitan determinar su resistencia, la calidad y la cantidad del cemento usado en la construcción de la cola de maniobras. Pedro no se fía de los periodistas, acudió a comisaría a denunciar la deficiencia de los materiales empleados, alguien lo filtró a la prensa y fue despedido. Sin embargo, quiere que se conozca la verdad antes que le den carpetazo al asunto. Me cuenta que fue contratado para aplicar la capa de gunita (hormigón proyectado para reforzar la resistencia del túnel) con la condición de que aumentara su resistencia y no se incrementara el coste. Pedro fue el único que logró encontrar la gunita con los aditivos idóneos para que el túnel resistiera. Después de proveer de dicho material a la obra durante dos meses, a finales de noviembre de 2005 dieron órdenes de cambiar de empresa proveedora, prescindieron de sus servicios y se contrató de nuevo a la empresa que inicialmente ofrecía la gunita más cara (1.200 euros a la hora) y menos resistente.

¿Porqué? Aunque Pedro no lo dice, lo insinuó el entonces president Maragall en el Parlament, las comisiones y el 3% decide.La nueva gunita empleada llevaba un aditivo que disminuía la adherencia del hormigón en zonas húmedas, y la montaña del Carmel lo es. No se utilizaba la gunita adecuada para garantizar la resistencia del túnel. Pedro lo comunicó en varias ocasiones a la dirección de la obra pero no le hicieron caso. Los vecinos nunca supieron el riesgo real que corrían. No pudieron escoger.

La denuncia de Pedro fue remitida al juzgado el pasado 15 de mayo de 2006 y está a disposición de la juez Elizabet Castelló.La magistrado no tiene previsto citar a declarar al ingeniero hasta que se hayan llevado a cabo los informes periciales de la obras.

La justicia quizá algún día obligue a responder sobre su negligencia a los responsables de las obras llevadas acabo en El Carmel.Pedro ya no confía en ello, está convencido que el caso se va a archivar en una decisión salomónica pactada por los grandes partidos, para esconderse sus vergüenzas. Dirán que se trató de un simple accidente, no de un error previsible e interesado.¿Las víctimas? los 1.054 vecinos y Pedro, al que ahora nadie quiere contratar, porque le consideran un «empleado conflictivo».