ANGEL FERNANDEZ
MADRID.-
«La impunidad -no hay castigo para los autores intelectuales- es una luz verde para quienes perpetran ataques contra los informadores, y un mal que se ha convertido en la tónica en países como México, Colombia, Filipinas e incluso EEUU», denunció ayer, Joel Simon, director ejecutivo del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ en inglés), en la presentación del informe titulado Attacks on the press in 2006.
«2006 ha sido el año más letal para la profesión con 55 periodistas muertos -y 134 detenidos- en el desarrollo de su trabajo, 32 de ellos en Irak», subrayó Simon.
En Irak, donde han muerto 92 periodistas desde la invasión estadounidense en 2003, el informe denuncia que la situación certifica que «los informadores que antes podían llegar a una zona de guerra y tener paso libre ya no pueden esperar eso», porque ahora ya no «mueren en combate, sino que son asesinados a las puertas de su casa». Y esta situación se reproduce también en el sur del Líbano, en la franja de Gaza.
Otro aspecto que destaca Attacks on the press in 2006 es el control que sobre los periodista ejerce el Estado y, en este aspecto denuncia la doble moral de China que, por una parte «hace alardes de su apertura económica» y su libertad de mercado» y por otra ejerce una dura represión sobre la prensa -el país con más periodistas encarcelados, 31- y está ejerciendo una política alarmante de censura en internet, con un concepto que podría ser imitado en otros países: permitir usar la Red, pero controlándola.
Carlos Lauría, coordinador del Programa de las Américas», advirtió que «los procesos democráticos que con normalidad se han desarrollado en varios países no se han traducido en una mayor libertad en el ejercicio de la profesión». Lauría hizo hincapié en que «se mantiene una situación de violencia muy fuerte» en países como Colombia y, sobre todo, México, -la frontera con EEUU es la más peligrosa por los carteles de la droga- y mostró su preocupación porque presidentes como el venezolano Chávez o el boliviano Morales consideran que «el mayor enemigo del Gobierno es la prensa».
Este acoso a la prensa se traduce, según el informe, a que «estamos saturados de información, pero a menudo carentes de noticias esenciales».
|