Miércoles, 7 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6289.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo (Ludwig van Beethoven)
Haz Click Aquí
 DEPORTES
FUTBOL / Liga de Campeones
«No siempre vamos a ganar la 'Champions'»
DECO PONE CARA A LA RESIGNACION AZULGRANA TRAS LA DERROTA «SABIA COMO IBAN A JUGAR», AFIRMA BENITEZ
F. C.. Enviado especial

LIVERPOOL.- Cuando marcó Gudjohnsen, todo el barcelonismo se había hecho la imagen del triunfo agónico, visceral, la épica de los campeones. No necesitó rastrear mucho en el baúl de los recuerdos. Tan sólo echar la vista ocho meses atrás y recordar la final de París, cuando Eto'o igualó el choque y escribió el primer capítulo de la leyenda. Pero eso era pasado. Glorioso, pero obsoleto pasado. Vivir de los recuerdos y de las gestas de unos futbolistas privilegiados no siempre es garantía de éxito. El problema es que el barcelonismo se está acostumbrando demasiado rápido a las desgracias. Supercopa, Intercontinental, el partido en el Bernabéu, Valencia, Sevilla... Y ahora eliminados de la Champions, la gran esperanza a la que se aferraba el club.

Publicidad
Los últimos 15 minutos del Barça fueron la impotencia en mayúsculas, el querer y no poder ante un Liverpool hermético, infranqueable como una fortaleza militar. El Barcelona más ofensivo, con un 3-4-3 que en el tramo final se convirtió en un increíble 3-3-4, fue incapaz de crear apenas un puñado de ocasiones de gol. «Ya sabíamos que iba a ser así. No había ningún problema», dijo con serenidad y un cierto aire altivo Rafa Benítez. De nuevo, el madrileño le ganaba la partida al holandés. El factor sorpresa de la nueva táctica de Rijkaard había sacado sus réditos en La Romareda y zozobrado en Sevilla. Y Benítez, experto analista de vídeos, se había empapado de ambos partidos.

«No pienso en ganar una batalla al otro entrenador, sino en ajustar a mi equipo», aclaró. Pero lo quiera o no, le volvió a dar una lección. Rijkaard, a su vez, se justificó en la actitud roñosa del Liverpool, anclado desvergonzada y magistralmente en su terreno. «El Liverpool ha jugado a su manera, bien organizado atrás, con un juego directo y profundo. Hemos manejado mucho tiempo la pelota, pero para llegar necesitas que funcione todo», aseveró.

Rijkaard elaboró un discurso tópico, ambiguo y carente de autocrítica, pero entre su verbo soporífero y predecible se pudieron rescatar dos ideas clave. La primera fue reconocer que el Barça ganó y acarició la gesta, pero bien podría haber salido apaleado de Anfield si en el primer tiempo el Liverpool hubiera marcado uno de los dos travesaños o alguno de sus claros contragolpes. «Hemos ganado 0-1 con algo de suerte. Hemos hecho un juego de construcción, como nos gusta. Pero en la fase final ellos han estado contundentes y organizados y no hemos podido marcar la diferencia con otro gol, ese es el resumen». Y luego, en un gesto honorable, reconoció la justicia de la eliminación: «La actitud de los jugadores ha sido buena, otra cosa es cómo hemos jugado. Con algo de suerte nos podríamos haber clasificado, pero el resultado es justo».

La segunda conclusión rescatable del holandés, algo que en realidad compartieron sus jugadores, es que la derrota en el Camp Nou era una losa muy difícil de levantar. Resultado adverso, la presión del santuario de Anfield, el esquema táctico de Benítez. Tanta desventaja era demasiado. Incluso para el campeón. «La eliminatoria son dos partidos. En Barcelona la comenzamos mal y eso lo hemos pagado en Liverpool. No era tan fácil como algunos pensaban», recordó el técnico. Los jugadores del Barcelona estuvieron muy poco dados a la reflexión pública. Casi todos evitaron hacer declaraciones, entre ellos pesos pesados como Puyol o Eto'o. Sí habló Ronaldinho: «No ha sido lo que esperábamos. Ahora hay que levantar la cabeza, el sábado tenemos otro partido importante y no hay tiempo para estar tristes». Y Deco: «Es una decepción, pero no un fracaso, no vamos a pegarnos un tiro en la cabeza. Teníamos mucha ilusión por ganar de nuevo la Champions, pero no siempre vamos a ganarla». Y Xavi puso la rúbrica optimista: «Nos costará digerir la eliminación, pero no nos queda otra que ganar Liga y Copa». El mejor paso para superar el trauma, ganar el sábado al Madrid en el Camp Nou, aunque el mejor recuerdo que se llevó el Barça anoche de Anfield es la ovación con la que la afición del Liverpool despidió al equipo.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
 publicidad
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad