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Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo (Ludwig van Beethoven) |
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FUTBOL / Liga de campeones |
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Bochornosa trifulca en la 'celebración' |
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AL FINAL DEL PARTIDO ENTRE EL INTER Y EL VALENCIA SE DESATO UNA BATALLA CAMPAL QUE TERMINO EN LOS VESTUARIOS DAVID NAVARRO LE ROMPIO LA NARIZ A BURDISSO DE UN PUÑETAZO |
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INMA LIDON
VALENCIA.-
Cuando el árbitro, Wolfgang Stark, pitó el final del partido, un remolino en el centro del campo no anticipaba nada bueno. Allí estaban Joaquín, Hugo Viana y Marchena forcejeando con Burdisso, uno de los argentinos del Inter, desbocado en busca del ayer capitán del Valencia, que soltó una patada, quién sabe si para defenderse o como primera medida de diálogo. De repente, desde el banquillo, apareció David Navarro, suplente y máximo protagonista finalmente de la noche. El puñetazo que le dio a Burdisso dejó al argentino con la nariz rota y con todo el Inter corriendo detrás del jugador del Valencia para vengarse.
Se tiraron a por él Zanetti, Córdoba y Dacourt, con la cara completamente desencajada, todos ellos mientras intentaban ser sujetados por miembros del Valencia. Emilio Alvarez, el preparador de porteros, sujetó a Córdoba, pero ya no pudo con el resto. Pepe de los Santos, el enfermero del club, que acudía a separar, fue empujado, y hasta le rompieron las gafas. Quique empujaba a sus jugadores al vestuario, pero nadie podía parar una gresca que se trasladó al túnel de vestuarios. David Navarro entró a la carrera en el vestuario y salió por una puerta trasera mientras Toldo, el portero suplente del Inter, Mancini, el entrenador, y Mihajlovic, segundo técnico, entraron en el vestuario local a empujones, quitándose de encima a media docena de guardias jurados, incapaces de frenar la furia de los italianos.
Figo, Cambiasso, Samuel y hasta Adriano, que iba de paisano porque estaba en el palco, buscaban venganza a empujones, pero ellos ya no pudieron entrar en el vestuario. Fue la Policía Nacional quien tuvo que desalojarles, mientras que Navarro abandonaba rápidamente el estadio para evitar males mayores. Mientras, los agentes establecieron una barrera de separación en el túnel de vestuarios para evitar que se produjeran más agresiones. La Policía obligó a que primero entraran en el túnel los jugadores del Inter y se dirigieran a su vestuario y posteriormente entraron los del Valencia e hicieran lo mismo.
«Estoy muy arrepentido», acertó a decir David Navarro poco después en una emisora de radio. «He perdido los nervios. Nunca he hecho algo así ni lo volveré a hacer», insistió, con un tono de voz que denotaba su estado de ánimo. El futbolista ya le ha pedido a Carboni que le consiga el teléfono de Burdisso para pedirle perdón, y hoy dará una rueda de prensa para hacer públicas esas disculpas.
«La idea era irse al vestuario rápidamente, pero la batalla campal era difícil de controlar. Hubo más tensión en esos minutos que en todo el partido. La verdad es que ése fue un partido que nunca debimos jugar y espero que perjudique lo menos posible», comentó Quique Sánchez Flores.
En el Valencia saben cómo se las gasta la UEFA. Hace dos años, Angulo escupió a un jugador del Werder Bremen y se ganó una sanción de seis partidos. La de Navarro no será menor porque le rompió la nariz a un rival cuando ni siquiera estaba involucrado en la jugada. De hecho, hasta bien pasada la medianoche estuvieron los delegados de la UEFA en una sala de Mestalla pidiendo los vídeos, identificando a los implicados y preparando el informe correspondiente. Como quiera que en los partidos de Liga de Campeones no se escribe el acta en el campo, habrá que esperar a ver el informe que hoy, cuando llegue a Alemania, redacte y envíe a la UEFA Wolfgang Stark.
«Ninguno podemos sentirnos orgullosos de lo que hemos visto en el césped. A mí me gusta que las hostilidades acaben cuando acaba el partido», aseguró el veterano Cañizares. Marchena, uno de los protagonistas de la jugada lo tenía claro: «No han sabido perder y han venido a por mí», sentenciaba el sevillano, que negaba cualquier agresión, física o verbal, previa que pudiese justificar la reacción de Burdisso al final del choque. «Ha sido sólo él, que se ha vuelto loco de repente y ha perdido los nervios».
Sin embargo, algo debió ocurrir cuando el director deportivo del Valencia, Amedeo Carboni, pidió disculpas por el comportamiento de David Navarro a Ernesto Paolillo, director general del Inter, máxima representación de los italianos en el palco. Para colmo, a algún aficionado del Valencia, si es que se le puede llamar así, no se le ocurrió mejor manera de cerrar la noche que romper una luna del autobús del Inter con una piedra.
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