Miércoles, 7 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6289.
ESPAÑA
 
RELACIONES BILATERALES / España toma posición
Zapatero admite ante Mohamed VI que el Sáhara sea una autonomía de Marruecos
Se compromete a facilitar un acuerdo que no contempla la independencia para la ex colonia española
MARISA CRUZ. Enviada especial

RABAT.- Zapatero hipotecó ayer la posición española respecto al conflicto del Sáhara Occidental al dar respaldo al futuro Plan de Autonomía que ha elaborado Marruecos para las «provincias del sur» y que no contempla la opción de independencia para la antigua colonia española.

El presidente del Gobierno explicó que se trata de una buena base para que Marruecos y el Frente Polisario negocien una solución definitiva para un contencioso que se prolonga desde hace más de 30 años.

Aparentemente, las palabras que Zapatero pronunció ayer en Rabat, al término de la VIII Cumbre Hispano-Marroquí, parecían inocuas, pero en realidad el mensaje que trasladan conlleva una importante carga de profundidad, tal y como se desveló en el comunicado final de la reunión suscrito conjuntamente por los dos países y que no se hizo público hasta que no finalizó el almuerzo restringido que mantuvo el rey Mohamed VI con el presidente español.

Según el citado texto, escrupulosamente medido por Marruecos, «las dos partes [Marruecos y España] han renovado su compromiso para encontrar una solución justa, definitiva y mutuamente aceptable en el marco de las Naciones Unidas. Marruecos ha expuesto a la parte española las grandes líneas de su propuesta de autonomía que tiene intención de presentar próximamente. La parte española ha acogido esta propuesta con interés y considera que podría generar una nueva dinámica de diálogo para superar el impasse actual y progresar sobre esta base con el objetivo de conseguir un arreglo de este contencioso que asegure el principio de autodeterminación».

Este párrafo, el más importante de un larguísimo comunicado conjunto que rezuma satisfacción por la estrecha colaboración que existe entre los dos países, permite interpretar en toda su dimensión las palabras pronunciadas por el presidente del Gobierno cuando, ante la prensa, acompañado del primer ministro marroquí, Driss Yetú, señaló en relación al Sáhara Occidental que «la actitud responsable de España implica ser constructivos y contribuir a buscar el acuerdo». «Esto es», añadió Zapatero, «lo que le he pedido al ministro de Asuntos Exteriores».

En otras palabras, a la vista de que Marruecos no aceptará jamás la posibilidad de que el Sáhara acceda a la independencia, lo más práctico es explorar una tercera vía que contemple el derecho a la autodeterminación, pero excluyendo del mismo el camino de la secesión. Ayer, Zapatero apoyó esta fórmula y lo hizo sin red de seguridad, porque, hasta la fecha, Rabat sólo ha explicado a España verbalmente las «líneas generales» del plan que desde hace un año viene anunciando que presentará «en breve» a la ONU.

El presidente del Gobierno, pese a que se le preguntó textualmente si defenderá hasta el final las resoluciones de Naciones Unidas que contemplan el derecho a la autodeterminación del Sáhara sin cortapisas de ningún tipo, eludió pronunciar la palabra independencia. Su postura, tal y como él mismo reiteró, es la de «acoger con interés el plan marroquí» porque «es un cauce para retomar el diálogo entre las partes». «Yo», añadió, «les hago un llamamiento para que así lo hagan». En esta labor, España «está dispuesta a contribuir con todo su esfuerzo diplomático a lograr un acuerdo que beneficie a las partes», añadió.

Las afirmaciones encontrarán previsiblemente respuesta inmediata de los representantes del Frente Polisario, que siempre han mantenido una postura maximalista exigiendo la independencia. Desde el primer momento, el Polisario rechazó de plano la propuesta, aún no pública, de Rabat a sabiendas de que ésta gira en torno al mantenimiento del Sáhara bajo la soberanía marroquí.

De la misma forma, la posición expresa de Zapatero pinta un nubarrón sobre el viaje que realizarán los Reyes la semana próxima a Argelia, principal aliado de los saharauis y, en consecuencia, primer enemigo de Marruecos en el Magreb. El presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, que ya se encargó de recordar a Zapatero en su reciente visita a Argel las responsabilidades históricas que tiene España respecto al Sáhara, no dejará pasar la oportunidad la semana que viene de sacar a relucir la cuestión ante Don Juan Carlos, interesándose por el significado preciso de las palabras del presidente.

Al margen del conflicto saharaui, los dos gobiernos han constatado el «excelente» estado de sus relaciones. Zapatero se refirió al descenso -hasta en un 60%- de la inmigración clandestina que procede del país vecino y lo atribuyó al éxito de su estrategia de «diálogo y entendimiento». Lo mismo hizo en relación con el creciente interés inversor de las empresas españolas en Marruecos, con el aumento de los intercambios comerciales y con la firma del acuerdo pesquero entre Rabat y la UE.

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