MADRID.-
La presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas, aseguró ayer a Efe que la enmienda aprobada el lunes por la Comisión Constitucional del Congreso, que prevé la prórroga del mandato del presidente y del vicepresidente de este órgano hasta su renovación, no le afectará a ella ni al actual vicepresidente.
«Es una enmienda técnicamente correcta y cargada de sentido institucional, es decir, que se acomoda bien a la idea de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC), pero yo entiendo que no me afectará a mí ni al vicepresidente actual porque la ley no entrará en vigor hasta después de nuestro mandato», dijo Casas.
La presidenta del TC recordó que en este tribunal «hay una costumbre de prórroga del mandato de presidentes y vicepresidentes que podría respetarse en esta ocasión», con lo que seguiría en el cargo hasta el próximo mes de diciembre. Casas insistió en que la enmienda -presentada por IU y que recibió 23 votos a favor, 15 en contra (los del PP) y una abstención- «afectará a presidentes y vicepresidentes futuros [...] elegidos ya con esas previsiones».
Sobre su mandato, que concluye en junio, dijo que «aquí hay una costumbre de prórroga del mandato de presidentes y vicepresidentes que podría respetarse en esta ocasión». «¿Por qué no se iba a hacer? El Pleno decidirá, yo tampoco sé cuándo va a entrar en vigor la ley, lo que señalo es que no tiene por qué afectar necesariamente a la situación actual».
La presidenta también se refirió al dictamen aprobado anteayer por la Comisión, con la oposición del PP y del PNV, sobre el proyecto de reforma de la LOTC, que pretende reducir la sobrecarga de trabajo del Alto Tribunal y combatir la lentitud de los procedimientos de este órgano mediante la reforma del recurso de amparo. «El tribunal siempre ha pedido la reforma de la ley con consenso de los grupos políticos y de uno tan relevante como el PP, de manera que no pierde la esperanza de que se apruebe con consenso», dijo.
La enmienda aprobada dice textualmente que «si el mandato de tres años para el que fueron designados como presidente y vicepresidente no coincidiera con la renovación del Tribunal Constitucional, tal mandato quedará prorrogado para que finalice en el momento en que dicha renovación se produzca y tomen posesión los nuevos magistrados».
Los precedentes en la renovación del mandato de los presidentes del TC -la «costumbre» a la que se refiere Casas- se dieron en 1992 con Francisco Tomás y Valiente, prorrogado durante cinco meses, y en 1998 con Alvaro Rodríguez Bereijo, prorrogado durante 10 meses.
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