Cuarenta minutos para salir de la rutina. Las reclusas de Alcalá-Meco se olvidaron por un día de que la cena se sirve a las 19.45 horas, de la cocina o de la lavandería. Ayer sólo se hablaba de fútbol. El bloque de mujeres también quiso celebrar el Día Internacional de la Mujer. Y lo hicieron con un partido de fútbol contra el Atlético Féminas.
Parecía que el resultado era lo de menos, que les importaba más disfrutar del momento, pero en cuanto sonó el pitido inicial se convirtieron en contrincantes.
Las gradas, llenas desde horas antes de que empezara el partido, se venían abajo entre tantos gritos y saltos. Y desde el banquillo, las suplentes se guardabn sus nervios y los de sus compañeras.
Miraban de reojo el reloj porque, aunque ayer era un día especial, Alcalá-Meco «no deja de ser una cárcel» y no hay tantas deferencias. Ésta es la opinión de Diana, que, después de dos años, sólo piensa en los días en los que pueda reunirse con su marido, que comparte prisión con ella. Ana Lidia piensa de otro modo. «El que se aburre es porque quiere». Ella juega al fútbol, pero las hay que prefieren el teatro, la canción, el aeróbic o el voleibol.
El equipo lo forman 25 reclusas, pero ayer sólo jugaron 11. Ana Lidia fue una de las que se quedaron fuera. Para un partido especial necesitaban a las más veteranas y ella sólo lleva 18 meses, lo mismo que lleva en prisión y lo que lleva en España. La detuvieron en el aeropuerto el mismo día que pisó España.
Se quedó fuera pero animó como todas. El Atlético se adelantó primero en el marcador, pero las presas no les dejaron más de cinco minutos de ventaja. Elizabeth empató el partido poco antes de terminar el primer tiempo. Se llenó de alegría y se lo dedicó a sus compañeras. En ese momento el triunfo no parecía tan lejano. «Ganar es una forma de decir que sabemos jugar, que no nos subestimen».
El equipo rival también tenía fe en ellas. «Alguna despunta sobre las otras, pero todas le ponen muchísimas ganas». Sin embargo, las ganas no les sirvieron para hacerse con la victoria. El resutlado final fue de 2 - 8 para el Atlético Féminas.
Las chicas del equipo suelen acudir a muchos actos de este tipo, pero no suelen congregarse tantas como ayer. «El tema nos interesaba a todas y teníamos curiosidad por ver la cárcel». No se prepararon este partido de un modo especial, pero sí lo suficiente para hacerlas disfrutar a ellas. «Nosotras jugamos todos los días, pero ellas no».
Pasadas las 20 horas el partido aún se estaba jugando. De las gradas no se movió nadie. Preferían pasar hambre a perderse su momento de «olvido» de la realidad. Las únicas que tenían la cena garantizada eran las componentes del equipo de limpieza del recinto. María Concepción, Dolores y Esperanza. Cargadas con las fregonas, a cada minuto repasaban el suelo. La lluvia y las goteras del pabellón les habían obligado a estar alerta desde las 10 de la mañana, «y lo que nos queda».