MARTA AGUIRRE
Dicen que septiembre y enero son los meses en los que más gente se apunta a los gimnasios. Es mentira. En esas semanas de buenos propósitos la gente lo que hace es empezar a pensar en quitarse esas antiestéticas lorzas o endurecer esos poco favorecedores glúteos celulíticos, pero hasta noviembre o marzo (especialmente éste último, por los primeros rayos de sol y la conciencia de que dentro de poco el abrigo no podrá tapar lo indeseable) no nos decidimos a apuntarnos.
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Lo interesante de los gimnasios modernos es que consiguen el summum. Uno puede quitarse el cargo de conciencia apuntándose y asistiendo a ellos tres veces en semana. Además, puede lograr lo que hace años parecía imposible: no soltar ni una gota de sudor. Los gimnasios guays actuales ofrecen la opción (nunca vista) de poder apuntarse para no hacer gimnasia y tirarte esa hora diaria que los médicos recomiendan para estar en forma mareando la perdiz entre la sauna, el masaje relajante, el baño turco, la limpieza de cutis, el pediluvio, la ducha escocesa y, como máximo, ir a la clase de yoga o a la terapia antiestrés.
La imagen de la señorita vestida con una malla chillona, pegando saltos y sudando la gota gorda (con perdón) está obsoleta. Ahora los gimnasios ofrecen nuevas opciones que permiten no mover un dedo, o moverlo pero haciendo algo más divertido que andar virtualmente sobre una cinta eterna, en plan Sísifo, que sería muy heroico para Camus pero que a los que no abrazamos el existencialismo nos parece una tortura. Pues eso, que ahora se proponen otras actividades no menos absurdas pero aparentemente más divertidas. Por ejemplo, en el gimnasio Reebok Sport Club (Serrano, 61) tienen su rocódromo, en el que se puede escalar (sin llegar a ningún sitio, claro) y que es perfecto para practicar sin riesgos, endurecer piernas y brazos y quedar de maravilla en las excursiones por el campo. En el Abasota (Pradillo, 44 ), el Palestra (Bravo Murillo, 5) y en el Centro de Danza Víctor Ullate (Avenida de la Parra, 63, donde, por supuesto, también se puede estudiar danza), ofrecen clases de Pilates y yoga. En otros centros, como el Avanti Sport Center (Isaac Peral, 41) también tienen clases de ritmos caribeños. Algo, por ejemplo, muy útil para ganarse la vida actualmente teniendo en cuenta el éxito de programas como Mira quién baila.
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