MARIA RAMIREZ. Corresponsal
BRUSELAS.-
Serbia se acerca a la reanudación de las charlas con la Unión Europea para su acuerdo bilateral e incluso para su candidatura a la adhesión. Por primera vez desde la suspensión de las negociaciones en mayo del año pasado, la Comisión Europea admitió ayer que el arresto del general Ratko Mladic no es imprescindible para retomar la relación con Serbia.
Tras meses de insistencia del jefe de Política Exterior de la UE, Javier Solana, quien sostiene que la suerte de un millón y medio de serbios no puede depender sólo de la detención del escurridizo general acusado por la masacre de Srebrenica, y de la mayoría de los Veintisiete -entre ellos, España-, el comisario de Ampliación, Olli Rehn, hizo una lista de condiciones más suaves para el nuevo Gobierno de Belgrado. Cuando se forme, bastará con que el Ejecutivo serbio presente un programa para arrestar al procesado por el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, ponga gente «competente» al mando de la operación y muestre los documentos de su investigación.
Una vez retomado, el Acuerdo de Estabilización y Asociación podría concluirse rápido y Serbia podría empezar su proceso oficial de adhesión a la Unión Europea el año próximo. «Conseguir el estatus de candidato en 2008 es ambicioso, pero en las mejores circunstancias es posible», dijo Rehn en rueda de prensa, tras la reunión de los europeos con el presidente serbio, Boris Tadic, quien se comprometió a que una de sus prioridades de Gobierno sea la captura de los procesados por el Tribunal de La Haya.
Desesperada, la fiscal de la corte de la ONU Carla del Ponte ha escrito a los líderes de la UE para que no se fíen del Gobierno serbio y no retomen las charlas mientras Mladic no esté en una celda holandesa. La fiscal, que se retira en septiembre, también ha enviado una misiva a la canciller Angela Merkel para que se oponga al acercamiento a Belgrado, pero la mayoría de la Unión Europea es favorable a tratar con Serbia, ahora que ha perdido Montenegro, afrontará la separación de Kosovo e intenta superar la acusación de culpa colectiva de las guerras balcánicas.
Según Solana, el programa de Tadic es «compatible» con los valores comunitarios y «podría ser el de cualquier país europeo». El español insiste en que los Veintisiete deben apreciar el «capital humano» del estado balcánico.
Donde las charlas con los serbios se estancan es en Kosovo, cuya independencia es «inaceptable» para Serbia y será decidida, muy probablemente, con una resolución del Consejo de Seguridad. Tadic alertó ayer de las «consecuencias» para otras regiones irredentistas y defendió el derecho de su país a la «integridad territorial». Interrogado sobre qué hará si la ONU impone la creación de un nuevo país, el presidente serbio afirmó un imposible: «Serbia va a respetar todas las decisiones de Naciones Unidas, pero no va a aceptar la independencia de Kosovo».
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