Como sucedió con la polémica reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, el PSOE ha vuelto a romper el consenso en la modificación de la Ley del Tribunal Constitucional, actualmente en tramitación parlamentaria.
Dos son los aspectos cuestionables en la reforma impulsada por el PSOE, que Angel Acebes calificó anteayer de «cacicada». El primero de ellos es el alargamiento del mandato de la presidenta por seis meses y el segundo, el cambio en el procedimiento de propuesta de los cuatro magistrados que nombra el Senado.
En lo referente a lo primero, una enmienda introducida por IU, con el respaldo del PSOE, establece que el mandato de los presidentes se alargará hasta coincidir con la renovación del Tribunal, que se realiza cada tres años. María Emilia Casas termina su mandato como presidenta en junio, pero no es hasta enero cuando toca esa renovación que le afecta como magistrada. La enmienda implica de hecho prorrogar durante seis meses su presidencia.
El PSOE quiere que María Emilia Casas siga al frente del Constitucional porque considera que la presidenta, que tiene voto de calidad en caso de empate, puede ser una valiosa aliada para evitar que prospere el recurso de inconstitucionalidad del PP contra el Estatuto catalán.
El Gobierno no quiere correr el riesgo de la elección de un nuevo presidente del Constitucional en junio y prefiere esperar a enero, donde estará probablemente en mejor posición tras la designación de cuatro nuevos magistrados por el Senado.
El cambio introducido demuestra, una vez más, la concepción instrumental del PSOE de los altos tribunales, cuyos procedimentos de elección y funcionamiento acomoda a su antojo para colocar a personas de su confianza, rompiendo el consenso que se había respetado hasta que Zapatero llegó al poder.
La otra reforma importante atribuye a las asambleas legislativas de las comunidades autónomas la capacidad de proponer candidatos para su elección en el Senado. En concreto, tres por cada comunidad. Ello supone una cesión ante los partidos nacionalistas y una desnaturalización del poder del Senado, que se limitará a elegir entre los candidatos propuestos.
En suma, los cambios de la Ley del Tribunal Constitucional suponen una manipulacion de las reglas del partido en el descanso, con la esperanza de poder alterar el resultado. Eso es lo que ha hecho el PSOE por enésima vez.
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