El análisis que hizo Artur Mas de los 100 primeros días del Govern tripartito de José Montilla no deparó demasiadas sorpresas. El líder de CiU insistió en las tesis de que el Ejecutivo catalán, y en especial su presidente, flaquean cuando se trata de defender los intereses de Cataluña ante el Gobierno central -llegó a pedir a Montilla que se plantee la propuesta de Pasqual Maragall de recuperar el grupo propio del PSC en el Congreso- y sostuvo que los tres partidos que sostienen la Generalitat de izquierdas «hacen bandera, ellos mismos, de su propia mediocridad».
El presidente de CiU se esforzó por transmitir una imagen penosa del Gobierno catalán, al que dedicó adjetivos como «gris», «claudicante» o «dantesco», además de «mediocre», y comunicar su sospecha de que «la continuación del primer tripartito sólo ha servido para cambiar a Maragall por Montilla y para que vuelva Carod-Rovira».
Por ello, Mas cree que el Govern que preside Montilla no es sino la «continuación» del que lideró Maragall, aunque le reconoció al anterior president una «ambición nacional» que el actual ha trocado por «la renuncia claudicante». «Este es un Gobierno con ambición provincial, e incluso provinciana, y fuertemente condicionado por los intereses del PSOE», añadió.
Para ejemplificar esa «renuncia al autogobierno» que atribuye a José Montilla, Mas recordó algunos de los temas que han marcado los primeros pasos del segundo tripartito. Dijo que el Ejecutivo «se ha dejado colar una reforma del modelo lingüístico en la escuela, pese a los recursos de última hora», en referencia al decreto del Ministerio de Educación que establece una hora más de castellano en las aulas catalanas, y vaticinó que «se tragarán» el texto del Gobierno central y «lo aplicarán aquí, aunque cuestiona la inmersión lingüística». También aludió al conflicto de competencias en la Ley de Dependencia, a la «no defensa» de los intereses catalanes en la polémica del aeropuerto de El Prat, al crecimiento de las listas de espera y a la «renuncia» de PSC, ERC e ICV a que Zapatero comparezca en el Congreso para hablar de las Cercanías de Renfe.
También advirtió el líder nacionalista del «riesgo» de que la Generalitat se convierta «en una plataforma insertada en la batalla cainita» entre el PP y el PSOE.
Mas se dolió de que la «mano tendida» de Montilla no ha sido tal, y, además, adelantó que CiU «presentará un modelo alternativo en todos los grandes temas de país». «No podemos permitirnos tener un Govern así», concluyó.
Muy distinto, mejor dicho, totalmente contrario es el balance que hacen los partidos del Govern de sus 100 días en el poder.A la espera del discurso que hoy pronunciará Montilla para la ocasión, los portavoces parlamentarios de PSC, Esquerra e ICV-EUiA ya adelantaron ayer que su valoración es «muy positiva».
Miquel Iceta (PSC) aseguró que el Govern «ha hecho lo que reclamaban los ciudadanos: continuidad en las políticas sociales acompañada de menos ruido, discreción y rigor por encima de las polémicas».
Y Joan Ridao (ERC) destacó «el giro social» que el tripartito ha imprimido a sus actuaciones «con la aprobación de 17 leyes, entre las que se encuentran la de servicios sociales o la de vivienda» y subrayó el «esfuerzo continuo» por desplegar el Estatut.
Montilla anunciará en la conferencia de hoy que su Govern modificará el Impuesto de Sucesiones para reducir un 25% la presión fiscal de este tributo, de tal forma que podrán beneficiarse de ello el 80% de los ciudadanos catalanes. Esta reforma ya se inició en la legislatura anterior, pero quedó frenada por el adelanto electoral.