La escopolamina, una sustacia tóxica que se utilizó en su día como droga de la verdad en los interrogatorios, ha llegado al vestuario del Camp Nou.
La eliminación frente al Liverpool ha puesto punto y final a las excusas, los parches y los tópicos, y ayer Gudjohnsen se decidió a llamar las cosas por su nombre y a decir alto y claro que el problema del Barça es la indolencia.
«Falta trabajo y sacrificio», aseguró el islandés tras el entrenamiento del equipo, que acudió al campo de La Masia nada más aterrizar.Un buen día para que Ronaldinho, junto a Thuram, se refugiara en el famoso gimnasio. Gudjohnsen se refirió a la eliminación ante el Liverpool como ejemplo. «Tenemos más calidad que ellos, pero si no nos sacrificamos todos y trabajamos a tope, no es suficiente con el talento», aseguró. En su opinión, el equipo de Benítez fue un ejemplo de solidaridad que no vio en el equipo azulgrana. «Trabajó como un equipo y los jugadores corrieron por sus compañeros. Eso nos faltó a nosotros», se explayó.
«Cuando juegas contra equipos de un nivel inferior no es necesario, pero en momentos puntuales, ante equipos fuertes y duros, si diésemos un extra de sacrificio, nadie podría con nosotros. Si trabajamos tan duro como el rival, no nos ganarían».
Gudjohnsen explicó que «el Barcelona es el equipo con más calidad» que ha conocido y propuso como camino a seguir «estar más juntos y trabajar un poquito más».
Curiosamente, el islandés, un futbolista con muy poco peso en el vestuario, fue el jugador elegido para hablar ayer de la situación del club. A buen seguro, nadie en el club esperaba sus duras críticas. Ni siquiera sus propios compañeros, mayoritariamente decepcionados con su rendimiento, pero cautos en sus discursos públicos.
El Barcelona se había desplazado la noche del martes a Manchester para emprender ayer por la mañana el viaje de regreso. La llegada de los jugadores al aeropuerto inglés sirvió para que los aficionados aprovecharan para sacar sus cámaras digitales y pedir el tradicional autógrafo. Los futbolistas aceptaban sin rechistar el asedio y repetían sin cesar que estaban «bien» ante las constantes muestras de apoyo. Más difícil resultaba darle una palmadita a Ronaldinho.Parapetado tras sus enormes gafas de folclórica y un gorrito de lana de lo más estrambótico, el astro caminaba sonriente, arrastrando su habitual séquito de fotógrafos y cámaras. Parecía que la crisis no fuera con él.
Otros, en cambio, a duras penas podían esconder su decepción.Uno de los jugadores titulares del encuentro ante el Liverpool mostraba su frustración ante lo ocurrido en Anfield, aunque veía el partido del próximo sábado contra el Real Madrid como la clave para ahuyentar los vientos de crisis. «Si hacemos un buen partido contra ellos, todo cambiará», apuntó.
Salvando las distancias, el Barcelona, como en los viejos tiempos, confía en que una victoria ante el máximo rival les pueda servir para conseguir el indulto. «Nos viene de maravilla jugar contra el Madrid tan rápido. Es ideal para ir hacia adelante», apuntaba un directivo del club. El sentir de los dirigentes barcelonistas desplazados a Liverpool, molestos con el rendimiento de su equipo, era el mismo: una victoria servirá para tapar el fiasco europeo.Tal vez una derrota abra la puerta a nuevas verdades.
La escopolamina no alcanzó a las altas esferas del club. Txiki Begiristain, secretario técnico del Barcelona y encargado de conducir el proyecto de la 2007-2008, ofreció un discurso exento de autocrítica. Incluso se permitió la licencia de asegurar que la campaña azulgrana aún puede ser «espectacular» si el equipo logra la Liga y la Copa del Rey.
Begiristain, que aseguró que el nivel físico del Barcelona es el adecuado, rechazó que el estilo ofensivo que tantos problemas ha llevado al equipo ante rivales que juegan al contragolpe esté en entredicho. «Yo prefiero ganar jugando así, porque además, con este estilo, hemos sido campeones de Europa y de la Liga», declaró.