Si el Madrid cae derrotado, el presidente no podrá soportar por más tiempo la carga de Fabio Capello. Sustituirlo antes, en cambio, sería una imprudencia, una manera de exponer al sustituto en el peor de los escenarios, de quemarlo prematuramente. La alternativa es Míchel, entrenador del Castilla, que está dispuesto a aceptar la propuesta aunque sea para unos meses. Primero, porque se debe al club; segundo, porque sabe que no está en la lista de deseados y que, a pesar de que su oportunidad llegará siempre como consecuencia de una urgencia, no la puede dejar escapar. No se ha hecho entrenador para dirigir juveniles. Lo ha hecho con el sueño de entrenar un día al Madrid y ahora se encuentra en el lugar y momento indicados. No le fue bien en Vallecas, pero, desde luego, conoce mejor las claves del primer equipo del Madrid que las de la refriega en Segunda B. De su carrera ha sacado la conclusión de que la mano dura es un mito. Mejor, método y diálogo.

El club no se ha dirigido directamente al técnico del Castilla, pero ya ha descartado otras alternativas para una solución puente por la que el elegido, consciente de que este Madrid sólo tiene presente, luchará si se le presenta definitivamente la ocasión. Hasta ahora, Calderón y sus directivos habían decidido mantener a Capello hasta final de temporada para evitar un desemboloso millonario, pero más catastrófico para la tesorería podría ser quedarse fuera de la Champions, un hecho que puede empezar a reflejarse en la tabla si llega una derrota en el Camp Nou.

Un resultado positivo del Madrid en Barcelona podría hacer que el club se mantuviera en su posición, pero con el miedo al Bernabéu cada dos semanas. La plantilla no da más de sí, pero al menos en las últimas citas ha dado la cara y ello va a provocar que la grada sea condescendiente. Con quien no ocurrirá eso será con Capello, ni tampoco con Calderón, contra quien se puede volver el público. El italiano, que ha recibido los consejos de Hierro demasiado tarde, se encuentra solo y resignado a su suerte. Tras caer en Múnich, dijo que estaba pendiente de la decisión del club, un reconocimiento de que algo hay que decidir, porque estos futbolistas, a los que sólo les queda el sudor, necesitan un mensaje nuevo.