LA CORTINILLA
Cuando el confidente 'Cartagena' entró ayer en la sala de audiencias, observó que no estaba bajada del todo la cortinilla que protege a los testigos de la vista de los acusados (y, en este juicio, también de las cámaras de televisión). Dudó entonces de si sentarse en el lugar que le correspondía, pero el presidente del tribunal resolvió pronto sus vacilaciones: «¡Siéntese, es una orden!». Ante los intentos de algunos procesados por mirar debajo de la cortinilla, el juez ordenó bajarla del todo. Luego, cuando 'Cartagena' manifestó que ya no tiene «miedo a nadie», el acusado Fadual Akil hizo un gesto pidiendo que volviesen a subirla.
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