El líder del PP, que eligió la ciudad de Teruel para apoyar a sus candidatos y para calentar con una mitinera escenografía de lazos azules la macromanifestación del sábado en Madrid contra la excarcelación de De Juana, empezó por reprochar a Zapatero que «pierda los nervios» y por emplazarle a un debate «sosegado» en el Congreso, antes de negar cuanto éste afirmó en la Cámara Alta sobre las excarcelaciones y acercamientos de presos etarras durante el Ejecutivo de Aznar.

«Un presidente del Gobierno, en los momentos difíciles», declaró el líder popular a las puertas de la catedral turolense, «tiene que mantener la serenidad, la sangre fría, la calma, y no perder los nervios. Es en esos momentos cuando debe dar la talla, y estar tranquilo, y actuar con moderación, con equilibrio, y no comportarse como hoy [por ayer] lo ha hecho en el Senado: como un hooligan». Y aún añadió en relación con el jefe del Ejecutivo: «Anda algo escaso de talante en los últimos tiempos. Espero que ahora no utilice un bastón para darnos con él en la cabeza».

Rajoy, que pese a su canto a la «calma» llegaba caldeado por la lectura de los titulares más duros de Zapatero de las últimas semanas, unió la actuación del jefe del Ejecutivo en el Senado con la que exhibió la víspera desde Marruecos, al advertir al PP de que iba a revelar «cosas que no se conocen» sobre su propia política penitenciaria hacia ETA.

Rajoy no interpretó estas palabras como una amenaza de Zapatero al PP, sino a sus propios votantes. «Un presidente del Gobierno no puede amenazar a los españoles, no puede amenazarnos. Yo no voy a aceptar esas amenazas», afirmó, «lo que quiero es que el presidente del Gobierno, a ser posible sin insultar, sin perder los nervios y sin faltar a la verdad, comparezca en el Congreso. Yo me ofrezco a tener con él un debate sosegado, sereno y tranquilo sobre su política antiterrorista y sobre cuáles son las razones por las que, de manera unilateral, ha liberado a De Juana».

Además, y en el mismo contexto, el presidente del PP retó expresamente al jefe del Ejecutivo, por primera vez desde el atentado de la T-4 en Barajas, a que «nos explique en qué términos está negociando con ETA». Rajoy aseguró luego en el mitin -abarrotado de simpatizantes- que habría apoyado a Zapatero «si hubiera rectificado» su política tras el atentado, pero sentenció: «Es incapaz porque no cree en España».

Por la mañana dijo más: «El que negocia, necesariamente tiene que pagar. El que acepta un chantaje no cree en lo que hace, sino que dispara contra todo el mundo». De idéntica manera interpretó las alusiones de Zapatero en el Senado a la pretendida estrategia popular de tapar con la oposición a su política antiterrorista sus propios errores en Irak y en el 11-M. «Cuanto peor hace las cosas, más se mete con el PP, en lugar de explicarlas», declaró, para ironizar con que, tras «volver a pasear Irak y el 11-M, llegaremos a Felipe V y al siglo XIX, y al final, como todo el mundo sabe, Mariano Rajoy será el culpable de todo y nos dirá que a Ortega Lara lo ha liberado la ETA y que la ETA la inventamos nosotros».

A falta de un debate cara a cara con Zapatero que ayer volvió a demandar -«no nos deja debatir en el Parlamento», clamó-, el presidente del PP le contestó en diferido sobre las pretendidas cesiones de los populares en materia penitenciaria. Utilizó dos argumentos: uno de forma -«Decir, por un lado, que el PP éramos unos intransigentes y, por otro lado, liberábamos a todos los etarras es una demostración inequívoca de que se está faltando a la verdad»- y otro de fondo, al recordar que De Juana, Bilbao y los demás etarras acercados o excarcelados con el Gobierno del PP lo fueron en aplicación de una ley que el PSOE se negó a cambiar.

«El PP aplicó, igual que el señor Zapatero y todos los gobiernos anteriores, la ley», argumentó, «que no incluía el cumplimiento íntegro de las penas porque no lo quería el PSOE. Cuando nosotros llegamos sí lo establecimos, y por eso decimos que ahora que la ley lo permite, De Juana Chaos cumpla íntegramente su pena. Y el presidente del Gobierno no ha querido y ha cedido a un chantaje».