En su declaración autoinculpatoria ante la Guardia Civil, a la que ha tenido acceso Efe, Mainar manifestó que al observar la escopeta, que ya había visto en ocasiones anteriores, recordó que, un día antes, había escuchado a Grima decir que pensaba viajar a Jaca para una reunión comarcal.

En su testimonio, hecho en presencia de un secretario judicial y de una letrado de oficio y del que se desdijo posteriormente en el Juzgado de Jaca que instruye el caso, afirmó que ese «impulso» le hizo recordar el «desastre» que habían supuesto las obras de adecuación de la pista del Val de San Juan, que dirigió Grima con unos fondos públicos que juzgó «mal invertidos».

En su declaración, Mainar describe que tomó la escopeta y se dirigió en un Nissan Terrano azul de su propiedad hasta su domicilio, donde cogió un cartucho antes de emprender camino a pie hacia la carretera que comunica Fago con Majones, donde presuntamente emboscó a Grima el día 12 de enero.

Relata que durante el trayecto buscó un sitio donde esperar al alcalde. Después de dispararle, arrastró de la muñeca el cuerpo sin vida del regidor y lo dejó caer por el barranco, donde un día después fue encontrado. Mainar añade que posteriormente regresó a pie por la carretera y a través de zonas de monte hasta su domicilio en Fago, en unas cuatro horas, durante las que no se cruzó con nadie.

Al día siguiente, según su propio testimonio, metió su cazadora en una bolsa de plástico y se dirigió al lugar donde abandonó la escopeta para recogerla e introducirla al descuido en el cajón de carga de un camión con matrícula de un país del Este. Un día después, dice que quemó el resto de la ropa que llevaba puesta el día del crimen.

Mainar niega también haber comentado la posibilidad de acabar con la vida del alcalde con otros vecinos y subraya que «se trata de un tema personal».