CARMEN SERNA
Cada día, los casi 200 inspectores (entre Medio Ambiente y Policía Municipal) que controlan el ruido de la capital, inspeccionan más de 45 focos de ruido. En total, en 2006, 16.320 visitas que supusieron 2,6 millones de euros en sanciones.
La mayoría de las actas abiertas se produjeron por actividades en la vía pública (obras, músicos callejeros, botellón...). Pero no fueron las únicas actividades que rompen con la convivencia vecinal: también los ruidos domésticos, el tráfico y los locales de ocio fueron motivos de llamadas de queja.
«El mayor número de denuncias de los vecinos no es tanto por los locales de ocio sino por emisiones de ruido de otros vecinos», explicó ayer la concejala de Medio Ambiente, Paz González.
De hecho, la ordenanza limita el horario en que se pueden hacer obras en una vivienda y no en la calle. Aunque, el año pasado, se registraron 146 denuncias por ruido provocadas por las excavadoras en la vía pública (en tajos públicos o en privados).
Sin embargo, las sanciones de cuantías más importantes se han puesto a locales de ocio. El año pasado, un bar de copas y un restaurante de comida rápida tuvieron que pagar una multa de 25.000 euros cada uno por pasarse de decibelios. Además, la Concejalía promovió el cierre de 17 bares, ocho más que el año anterior, a los que hay que añadir los que precintaron las juntas de distrito.
González reconoce que estos locales han mejorado en su adaptación a la ordenanza y que son otros problemas añadidos a estas actividades los que molestan a los vecinos: «Lo que más fomenta la contaminación acústica es la concentración de personas en la vía pública, por la ubicación de muchos bares juntos y por la coincidencia en la hora del cierre».
Por eso, la concejala aseguró que, cuando se apruebe este año el mapa del ruido de la capital, se va a controlar cuántas licencias de locales de ocio se dan por calle.
Por su parte, la mayor parte del dinero recaudado se debe a sanciones que tenían que ver con el ruido que provocaban los sistemas extractores, la música en domicilio, el aire acondicionado o las puertas de garaje y ascensores.
La concejala insistió en que en dos o tres días de media se están atendiendo las quejas de cualquier madrileño. «Normalmente se acude a la vivienda de la persona que ha denunciado, como máximo en una semana, y se hace un seguimiento del foco de ruido antes de abrir el expediente».
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