CON MUCHA CARA / «Soy un mercenario de la risa» / «Con la popularidad, he desarrollado la timidez» / «Los actores siempre deben poner un poquito de su alma en lo que hacen» / «Las pequeñas mentiras son saludables siempre con amor» / «De la mayoría de los personajes históricos sólo se ha mostrado su faceta heterosexual» / «Ser conservador con la pareja es terrorífico»
Experto en la cuestión cómica, a Javier Veiga no hay reto que se le resista. Ni siquiera se achanta cuando toca hablar de las relaciones de pareja, tema controvertido donde los haya. Amor y otros pecados es el montaje que le tendrá atado al Teatro Amaya durante seis semanas. Sobre el escenario, él y Ana Rayo, que se pondrán en la piel de seis parejas históricas, entre ellas, Adán y Eva, Sansón y Dalila, Napoleón y Josefina, Julio César y Cleopatra y Franco y Carmen Polo. Ahí es nada. Ante un pincho de tortilla y un té frío, este gallego majo y con cara de gamberrete habla sin morderse la lengua de las cosas cotidianas de la vida.
Pregunta.- Confiese, ¿peca usted mucho?
Respuesta.- La verdad es que sí. Algunos de esos vicios me gustaría mantenerlos, pero otros querría quitármelos.
P.- ¿Por ejemplo?
R.- La gula, por aquello de la panza de los treinta y tantos... Ya sabes.
P.- ¿Qué es el amor?
R.- Uff... ¡Qué pregunta tan difícil! Es el sentimiento más fuerte que conocemos los seres humanos, un momento de enajenación mental en el que sitúas tus mejores sentimientos en otra persona. Es un acto egoísta, porque cuando te enamoras te sientes la hostia.
P.- ¿Qué haría por amor?
R.- Lo haría todo. Creo que todo lo hacemos por amor. Hay muchos tipos de amor.
P.- Hombre-mujer, ¿destinados a entenderse o relación imposible?
R.- Destinados a no entenderse, pero eso es lo bonito de la variedad. Hay dos sexos... ¡Ojalá hubiera siete! Somos divertidamente distintos.
P.- Seis parejas en Amor y otros pecados. Todas heterosexuales, ¿pero el artisteo no era progre?
R.- (Risas) Con esta cuestión había dos problemas. Una, que tendríamos que haber contratado a un tercer actor, lo que suponía una pasta, y dos, que de la mayoría de los personajes históricos sólo se ha mostrado su faceta heterosexual. Habría que ver cuántos tenían un armario complejo.
P.- ¿De quién tiene más: de Napoleón, de Adán o de Julio César?
R.- El Adán de la obra es actual, es una especie de álter ego. Es la pieza que he escrito yo y creo que los actores siempre deben poner un poquito de su alma en lo que hacen.
P.- ¿Qué cuenta que no sepamos de la vida de Franco y Carmen Polo?
R.- Cuento sólo cosas que no se saben. Quería contar su intimidad y nadie nos la discute (risas). Cuento cómo era la noche de don Paco y la collares. Hemos puesto una mirilla en las alcobas con una visión totalmente deformada.
P.- No está la cuestión histórica para muchas bromas...
R.- El espectáculo lo hacemos sin rigor histórico, pero con pudor histriónico.
P.- ¿Ha encontrado ya el secreto para que una pareja funcione?
R.- Sí. El secreto para que no funcione es esa manía de idealizar, de ver perfecto al otro. Cuando ves que no es tan perfecto, viene la decepción, el desamor. Hay que ver a la gente como es y quererla como es.
P.- La de cuernos que se ponen...
R.- Muchos. Y se seguirán poniendo. Son consecuencia y no causa. La mayoría de las infidelidades viene por el aburrimiento. Todos necesitamos dosis de pasión. Y si no las tienes, las buscas.
P.- ¿Quién miente más hoy el hombre o la mujer?
R.- Mentimos por igual. Somos mentirosos y yo soy defensor de la mentiras mientras no sean dañinas. Las pequeñas mentiras son saludables siempre con amor (risas).
P.- ¿Se liga más de duro o de tierno?
R.- De adolescente, iba de tierno, pero me hice duro porque era lo que pensaba que querían las mujeres. Ahora creo que quieren una combinación de ambos, tierno y un poco cerdo. Vamos, un cerdito tierno.
P.- El matrimonio vuelve a estar de moda y las separaciones llenan las estadísticas, ¿no aprendemos de los errores?
R.- Creo que el problema está en que aprendemos poco. Ser conservador está mal, pero serlo con la pareja es terrorífico. No me gustan las máximas y los roles en la pareja.
P.- ¿Usted con quién se casa?
R.- Me caso con todo y con nada. Me gustan más las ideas que las ideologías.
P.- Cuando se apagan los focos, ¿sigue haciendo el gamba?
R.- Cada vez, menos. Cuando la fama te viene por el tema del humor, la gente espera eso, que seas el graciosillo. Con la popularidad he desarrollado la timidez.
P.- ¿A quién le gustaría arrancar una carcajada?
R.- A todo el mundo. Soy un mercenario de la risa, a veces hasta un punto enfermizo.
P.- ¿Qué le pone de mal humor?
R.- Sobre todo, las decepciones personales con la gente a la que quiero.
RETRATO
Origen. O Grove (Pontevedra), 11 de febrero de 1973. Currículo. Empezó a estudiar Arquitectura, pero no tardó mucho en darse cuenta de que su futuro estaba en el escenario. Con El Club de la Comedia y su aparición en diversas series de televisión, entre ellas Siete Vidas, se metió al público en el bolsillo. Ha hecho también sus pinitos en el cine. Ahora está en el teatro y acaba de rodar un corto, Sálvame, que se presenta el lunes en el Festival de Málaga. Aficiones. «Videojuegos, cine, teatro, copitas con los amigos...». Debilidades. «El vino tinto». Virtudes. «El optimismo». Defectos. «La impuntualidad, aunque intento corregirla».