Viernes, 9 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6291.
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LA 'NUEVA ESTRATEGIA' PARA IRAK / El general contradice al secretario de Defensa y asegura que no hacen falta más refuerzos para sus tropas / Los demócratas fijan la retirada entre el 1 de marzo y el 1 de septiembre de 2008
Petraeus afirma que «no hay solución militar»
CARLOS FRESNEDA. Corresponsal

NUEVA YORK.- El general David Petraeus admitió ayer que «no hay una solución militar» al problema de la insurgencia en Irak y abogó por negociaciones con los grupos considerados como «reconciliables» para incorporarlos al proceso político. El máximo mando militar estadounidense en suelo iraquí dijo que no es necesario un nuevo aumento de tropas y contradijo al secretario de Defensa, Robert Gates, que el día anterior había anticipado el envío de 5.000 soldados en calidad de policías militares (a sumar a los 21.500 ya anunciados).

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Las declaraciones del general Petraeus, al mes escaso de asumir el mando en Bagdad, tuvieron una gran repercusión en Washington, donde la mayoría demócrata en el Congreso presentó su plan para la retirada de las tropas de combate en Irak entre el 1 de marzo y el 1 septiembre de 2008.

Los demócratas pretenden incorporar su plan al nuevo presupuesto de guerra de 100.000 millones de dólares (unos 76.000 millones de euros), que será debatido en una comisión la próxima semana. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, recalcó que se trata de la primera vez que se ha establecido «una fecha cierta» en una guerra que dura ya cuatro años y que se ha cobrado las vidas de 3.188 soldados. El congresista demócrata David Obey precisó por su parte que se trata de una propuesta «para poner un fin ordenado y responsable» a la participación del Ejército norteamericano en «una guerra civil».

Ni Obey ni Pelosi concretaron sin embargo si los demócratas están dispuestos a bloquear las partidas de guerra en el caso de que los republicanos intenten torpedear la propuesta para la retirada de tropas en el Senado. Tampoco respondieron a las preguntas sobre las profundas divisiones internas que amenazan con dinamitar el llamado Plan Demócrata desde dentro.

En cualquier caso, la propuesta demócrata para fijar la retirada de las tropas de combate en otoño del próximo año se enfrentará a la oposición frontal del presidente Bush, que hasta la fecha se ha negado repetidamente a poner una equis en el calendario. El consejero de Seguridad de la Casa Blanca, Dan Bartlett, aseguró ayer que Bush vetará cualquier intento de fijar por ley una fecha de retirada. «No podemos ponerles unas esposas a los generales», dijo. «Lo que estamos viendo es un intento artificioso y precipitado de forzar una retirada, motivada por las luchas políticas de Washington y no por la evaluación de los generales».

Desde Bagdad, adelantándose unas cuantas horas al ataque de los demócratas, el general David Petraeus, artífice del manual de la contrainsurgencia y máximo responsable militar de la «nueva estrategia» del presidente Bush, reconocía entre tanto que la acción militar es «necesaria» para mejorar la seguridad pero «no suficiente» para acabar con la violencia.

Petraeus asumió el mes pasado el mando de los 140.000 soldados norteamericanos destacados en Irak, a la espera de los 21.500 de refuerzo (hasta el momento se han desplegado sólo dos brigadas de combate de las cinco anunciadas, y es posible que los últimos efectivos no estén sobre el terreno hasta el mes de junio).

«Esta empresa tardará meses, no días ni semanas en poder llevarse a cabo», admitió Petraeus, que afirmó que los refuerzos seguirán en suelo iraquí más allá del verano. El general Raymond Odierno, responsable directo de las operaciones militares, ha admitido en un informe interno -revelado ayer por el New York Times- que los refuerzos anunciados a principios de año -21.500 soldados- se quedarán posiblemente en Irak al menos hasta febrero del 2008.

El general Petraeus afirmó sin embargo ayer que no necesita nuevos aumentos de tropas y contradijo al líder del Pentágono, Robert Gates, que el día anterior había aunciado el envío de otros 5.000 solados adicionales en labores de policía militar, que dejarían el total de refuerzos en unos 26.000 efectivos. «Ahora mismo no contemplamos nuevas peticiones», dijo Petraeus, que no descartó sin embargo la posibilidad de «misiones emergentes» o nuevos cometidos que así lo requieran. «Si nos hicieran falta, las pediremos», anunció con relativa cautela. El general norteamericano defendió la necesidad de entablar «conversaciones» con las facciones que «no han encontrado sitio en el nuevo Gobierno iraquí» y apuntó la necesidad de identificar a los grupos milicianos «reconciliables» para darles cabida en el proceso de normalización política.

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