Según el vicepresidente, este «soberanismo práctico» se ha agudizado con los reiterados problemas en Cercanías y la polémica sobre qué compañía ha de operar en la Terminal Sur de El Prat, porque de ello depende que los catalanes puedan volar directamente a más o menos destinaciones extranjeras.

Carod afirmó que el déficit de infraestructuras en Cataluña se debe en buena medida a un centralismo madrileño, que va más allá de ideologías políticas y «está instalado en la estructura burocrática del Estado». Por eso, aseguró que el Govern escuchará las movilizaciones de la sociedad civil para pedir mejoras. No obstante, defendió que este nuevo soberanismo ya existe desde hace tiempo, porque muchos catalanes se van dando cuenta de que se benefician de menos servicios sociales.