El suceso tuvo lugar el 21 de enero de 2005 en el barrio de Guinardó de Barcelona, cuando el procesado, bajo los efectos de las drogas, atacó salvajemente a su madre apuñalándola en distintas partes del cuerpo, sobre todo en la cara y el cuello.

Seguidamente, el parricida la arrojó por la ventana del salón precipitándola a la acera, donde falleció. Según el fiscal, estos hechos provocaron en Dativa H. F. «unos sufrimientos y padecimientos extremos por la brutalidad de su letal ataque», informa Efe.

El acusado fue detenido ese mismo día por los Mossos d'Esquadra, con quienes se mostró violento rompiendo incluso los cristales de un vehículo policial para poder escapar.

Durante la celebración del juicio, varios testigos hicieron hincapié en el consumo de drogas por parte del parricida. Según los agentes que le custodiaban en el Hospital Clínic de Barcelona, el acusado afirmó que su madre «no quería abrir la boca para que le metiera coca y la he tenido que matar», ya que según él era una medicina.

Esta hipótesis refuerza la de los médicos que le atendieron, los cuales afirmaron que el procesado presentaba síntomas psicóticos y decía cosas inconexas, como que el universo estaba dentro de él.

Por otra parte, la psicóloga que trataba a Antonio B.H. desde antes de los hechos y a quien visitó la tarde anterior al parricidio, dijo que presentaba un brote psicótico y decía cosas inconexas, por lo que le aconsejó que se fuera a casa a dormir.

Basándose en estos datos, ocho de los nueve miembros del jurado estiman que la cocaína afectó de forma «incompleta» sus capacidades, mientras que el noveno miembro se ha decantado por la eximente «plena» por drogadicción, al considerar que el consumo de cocaína transtornó su capacidad de entendimiento.

A la vista del veredicto del jurado, el fiscal ha pedido una pena de 19 años de cárcel, mientras que la defensa la ha rebajado a 10.