La obra más completa del imaginero murciano Francisco Salzillo se puede apreciar y disfrutar en la magna exposición Salzillo, testigo de un siglo, abierta al público en tres sedes en Murcia: el museo que toma su nombre del escultor y las iglesias de Jesús y San Andrés. Más de 300 obras de diversos autores y documentos sirven para situar a este maestro del barroco del siglo XVIII dentro del contexto cultural, científico y social en que se encontraba España. Es decir: en la febril salida de los Austrias en España y la turbulenta llegada de los Borbones, tras la Guerra de Sucesión.
Obras de artistas como Bernini, Zurbarán, Nicolás de Bussy, Pedro Duque Cornejo y José Risueño, entre otros, además de documentos, tapices, piezas de platería y mobiliario de la época, conjugan un recorrido que trata de explicar los intercambios, influencias y logros del arte de Salzillo y sus contemporáneos. El Rey Juan Carlos, que inauguró la exposición, la calificó de «soberbia y magnifica» y recordó que conoce la obra del imaginero desde su etapa de cadete en la Academia de San Javier.
Salzillo, del que se conmemora este año el tercer centenario de su nacimiento, fue el hijo de un escultor llegado a Murcia desde Italia. Realizó casi toda su obra en madera policromada sobre temática religiosa, sin apenas moverse de la ciudad donde encontró los modelos y el color para sus bellas imágenes barrocas. Su prolífica producción se encuentra repartida en iglesias de Murcia (sobre todo), Cartagena, Jumilla, Lorca y Orihuela, entre otras ciudades. Además, su arte tuvo un epílogo en el de discípulos como Roque López.
Hoy en día, la Semana Santa murciana sigue mostrando en un puesto preferencial muchas de las imágenes que salieron de la gubia del artista. San Juan, San Pedro, La cena, La dolorosa, El beso de Judás, El prendimiento, La oración en el huerto son algunos de esas piezas de perfección barroca. Imágenes de gran vida y religiosidad, cuidadas hasta el más mínimo detalle, reflejo de la devoción del artista y la perfección de su arte. El Cristo amarrado a la columna, venerado en Jumilla y las imágenes de los Cuatro Santos, de Cartagena, son otras de sus obras destacadas.
Barroco salzillesco
La imaginería de Salzillo tiene una personalidad propia dentro del barroco español, distinta de la castellana y la andaluza. Sólo viajó una vez en su vida (y se quedó en Cartagena), por lo que se impregnó de la huerta, la luz y los personajes murcianos. Algunos expertos hablan incluso del barroco salcillesco, más dulce y luminoso que otros. Un ejemplo de ello está en la Cena del imaginero murciano. Allí, Jesucristo comparte mesa con los 12 apóstoles en un gran conjunto escultórico en el que las viandas de la mesa son productos frescos, que han de renovarse... con los frutos de la huerta.
Para hacer posible este homenaje al escultor, se ha llevado a cabo un trabajo de restauración de cerca de 100 piezas de Salzillo, entre ellas, algunas jamás vistas por el público como un Niño mostrando el corazón propiedad de sus herederos.
Las más de 300 piezas que componen el viaje por el siglo de Salzillo proceden de museos, parroquias y colecciones particulares de España, Portugal, Italia, Alemania y Austria. El recorrido se inicia con un retrato realizado de Carlos II, monarca recién fallecido cuando nació el imaginero, realizado por Juan Carreño de Miranda, y concluye con una selecta muestra de un belén de 500 piezas que realizó el artista y cuyo montaje, realizado en colaboración con una peña huertana, recrea el Palacio Riquelme de Murcia.
La muestra permanecerá abierta en Murcia hasta el 31 de julio. Ha despertado tal interés que hay reservas para su visita gratuita de más de 80.000 personas para apreciar en una ocasión única y completa la obra del imaginero. Luego Salzillo, testigo de un siglo viajará a Valladolid y a México, antes de poder ser apreciada en otras ciudades aún sin confirmar, según han señalado los organizadores.