SERGIO LEVINSKY. Especial para EL MUNDO
BUENOS AIRES.-
Néstor Kirchner, el presidente argentino, presionó para conseguir que el equipo de sus amores, el Racing Club, obtenga publicidad en su camiseta. Lo hizo después de reunirse dos veces, al menos, con la barra brava del equipo, La Guardia Imperial, a instancias de otro caracterizado hincha del Racing, su ministro de Salud, Ginés González García. Kirchner sostiene por lo bajo: «No me iré del poder sin ver campeón a mi equipo».
El presidente de Argentina, que aún no se ha manifestado acerca de si se presentará o no a la reelección, suele hablar en público sobre los avatares del equipo y su juego, incluso minutos antes de asistir a un encuentro decisivo con miembros del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington.
No causó sorpresa entonces que La Guardia Imperial muestre en los partidos una bandera con la inscripción «Kirchner 2007-2011». La publicidad acompaña desde hace un año a la hinchada blanquiceleste por todo el país.
Quizá en respuesta, como agradecimiento, ya que a Racing le costaba encontrar un auspiciante para su camiseta en la actual temporada, y con un equipo que no presagia buenos resultados, Kirchner comenzó a establecer vínculos al más alto nivel. Así logró dar con el banquero Jorge Brito, del Banco Macro, que de paso, monitorea el fideicomiso del pago de la deuda que contrajo Blanquiceleste S.A., gestora del club, en este tiempo.
Otro que no se pudo negar a los pedidos de Kirchner para que se comprometiera con Racing es el empresario Sergio Taselli, quien terminó invirtiendo en el fondo con el que se adquirieron dos fichajes: Cristian Pellerano, procedente del Nueva Chicago, y el lateral Nicolás Cabrera, desde el Gimnasia.
La influencia de Kirchner es tal que tampoco faltaron los oficios para que quienes tienen cerrado el paso al Uruguay por Gualeguaychú, en el sonado conflicto de las papeleras entre los dos países (y por el que media el Rey Juan Carlos I), sólo dejaran pasar a la barra brava de Gimnasia camino a Montevideo para alentar a su equipo ante Defensor Sporting, por la Copa Libertadores de América.
El fútbol está muy presente en el Ejecutivo argentino. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien según los dirigentes del Argentinos Juniors solicita entradas de forma permanente y que habría ayudado a que el club construyera el nuevo estadio Diego Maradona, afirma que «jamás tuve contacto con la barra brava», aunque termina militando en el mismo espacio. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, desmiente tajantemente que tenga alguna relación con los ultras del Quilmas, aunque se conoce su cercanía con este club.
Así como Kirchner se acerca al Racing Club, anteriormente se supo de vínculos de Carlos Menem con River Plate o de Eduardo Duhalde con Bánfield, mientras que Raúl Alfonsín (hincha de Independiente) o Fernando de la Rúa (Boca) no tuvieron mucha incidencia sobre el devenir del fútbol.
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