Los principales perjudicados son los accionistas de New Century, una entidad cuya cartera de créditos ascendía en 2006 a 45.500 millones de euros y que, además, está siendo investigada por el Departamento de Justicia por un posible fraude. Sus títulos cotizaban ayer a 3,21 dólares a media sesión, apenas un 10,5% del valor que tenían hace dos meses. El jueves, uno de los miembros de su consejo de administración, David Einhorn, había dimitido de su cargo. Einhorn representaba al hedge fund Greenlight Capital, que logró colocarle en el consejo hace ahora un año, tras una dura batalla con los gestores del banco. En el tiempo transcurrido desde entonces, el 6,3% del capital de New Century en manos de Greenlight ha pasado de valer 122 millones de euros a sólo 10,6 millones, según informó ayer el diario The Wall Street Journal.

La crisis de New Century -que, si suspende pagos, se convertiría en el vigésimo banco estadounidense especializado en hipotecas a clientes de riesgos que va a la quiebra en 12 meses- no afectó a Wall Street. La Bolsa estuvo más preocupada por los datos macroeconómicos, que volvieron a describir un panorama confuso de la primera economía mundial. Por un lado, la tasa de paro en febrero cayó una décima, hasta el 4,5%, pese a la pérdida de empleo en la construcción y en el sector industrial.

Ese buen dato, que alejó las expectativas de una bajada de tipos, se combinó con un alza de los inventarios de las empresas del 0,7% en enero, lo que indica una ralentización del consumo, que en EEUU supone el 70% del PIB. El Dow Jones cerró con un alza del 0,13% y el Standard and Poor's finalizó la sesión con un escaso repunte del 0,07%. La rentabilidad del bono a 10 años perdió ayer un 4,60%.