ROSA M. TRISTAN
MADRID.-
Los anuncios en los que, utilizando imágenes de algunos de los beneficiarios de sus proyectos, se acusaba a los destinatarios de no hacer nada fueron el motivo que, en 2001, sacó a Anesvad de la Coordinadora de ONG del Desarrollo. «Nosotros tenemos un código de conducta ética y cuando hicieron aquellos anuncios en la Coordinadora les dijimos que eran muy agresivos y debían retirarlos. Entonces decidieron salirse», explicaba ayer José María Merina, su presidente actual.
Merina recordaba que todas las ONG que reciben fondos públicos están sujetas a un seguimiento económico estricto. «Si se prueba que ha habido apropiación indebida será de fondos privados», aseguró. Su preocupación, ahora, es que este caso deteriore la imagen del resto de las organizaciones: «Se trata de una persona dentro de una ONG, pero puede dañar a todas. La sociedad valora nuestro trabajo, pero también nos exige un comportamiento correcto y este caso no debe salpicar a la generalidad», declaró.
Anesvad también abandonó la Fundación Lealtad, una institución independiente que realiza auditorías sobre transparencia y buenas prácticas de las ONG. El primer informe de la fundación, en 2001, fue bastante crítico con la transparencia que habían demostrado sus responsables. En el segundo, éstos optaron por no participar.
Anesvad recibió en 2005 en torno a 2,2 millones de euros de subvenciones públicas y más de 15 millones a través de las cuotas de sus socios.
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