Los responsables del dispositivo bautizaron a la actuación como operación Cospel, en referencia a las piezas que «engarzadas adoptan una forma similar a la moneda de dos euros», según explica la Policía en una nota. Estas piezas formaban parte del material incautado a esta trama de delincuentes.

En los 24 registros domiciliarios que ha realizado la Policía, se desmantelaron tres talleres de falsificación de tarjetas de crédito, dos de falsificación de moneda, un taller de falsificación de documentos y un laboratorio de sustancias estupefacientes. Además, se intervino numeroso material relacionado con sus actividades delictivas, en el que destacan dos máquinas hidráulicas, de más de 250 kilos de peso, destinadas a la falsificación de monedas de dos euros de una calidad excelente.

La principal actividad de esta red era la clonación de tarjetas de crédito y su uso fraudulento en establecimientos comerciales con el objetivo de adquirir bienes de elevado valor económico, tales como electrodomésticos, ordenadores y recargas fraudulentas de saldo de teléfonos móviles.

También se ha logrado desmantelar dos talleres utilizados para falsificar documentación con el fin de hacer coincidir las identidades de la tarjetas clonadas con los documentos que identificaban a sus portadores. Estos talleres se habían convertido en auténticos mercados para la obtención de la documentación falsificada, que era vendida a personas de diferentes nacionalidades.

La red también usaba el taller de uno de los detenidos como tapadera para proceder al cambio de las matriculaciones de los vehículos que previamente habían sustraído. Se han recuperado varios automóviles de alta gama, con documentaciones falsificadas y retroquelado del número VIN o de bastidor.

Otra de las especialidades de este grupo organizado era la realización de robos con fuerza en hoteles y domicilios, donde, aparte de robar los objetos de valor de sus inquilinos, sustraían las tarjetas de crédito y, en ocasiones, realizaban la clonación de las mismas.

Entre los detenidos está Carmen Martínez Pérez, habitual de los programas de corazón por ser la madre de Sonia Arenas, concursante del reality show Gran Hermano. Está acusada de aceptar pagos en su pub de Málaga con esas clonaciones, a cambio de quedarse con el 50% de la cantidad abonada.