Eugenia Rico
La mujer se llama Amina y es famosa en el mundo entero aunque puede ser que ella no lo sepa. Se ha salvado de morir lapidada pero no puede salir sola de su casa. A todas partes y también al Segundo Encuentro entre España y Africa celebrado en Madrid tiene que acudir con un protector masculino. Una ONG le salvó la vida y otra pensó que lo único bueno que puede sucederle a una mujer es encontrar un marido. Le buscaron un marido que la abandonó después de hacerle un hijo: una niña. Amina es la madre de dos niñas destinadas a ser mujeres que sepan callar. Amina ve que en España las mujeres se levantan y hacen discursos como si fueran hombres. Hablan una lengua que no entienden y su primo y carabina, el mentor masculino que la protege de una nueva lapidación no puede traducirle conceptos que en su mundo no existen. Aquí las mujeres hablan del techo de cristal: cada año celebran el 8 de marzo como celebran los días de las causas perdidas: el día de la mujer, el día de los discapacitados. Las mujeres de aquí tienen la piel clara y no sufren el frío, pero Amina no sabe si son más felices. Se quejan de que ganan menos que los hombres, de que han llegado al mundo del trabajo y en la mayoría de las empresas son más que ellos, pero la barrera invisible de cristal blindado las separa de los puestos directivos. Hay muchas secretarias pero pocas jefas. Amina ve a mujeres africanas como ella pero que no tienen nada que ver con ella, que se levantan y piden poder para las mujeres de Africa.
Hablan de ablación del clítoris: la castración que afecta a millones de mujeres. Sin duda, si en Africa se castrara a millones de hombres, si se les privara de su cuerpo los hombres europeos no podrían reprimir la solidaridad ni el escalofrío. Las mujeres africanas hacen casi todo el trabajo y no participan en las decisiones. A lo largo del continente luchan por la vida amarrándose a la tierra. La mayoría de las veces crían a sus hijas solas como Amina. Las mujeres de Africa al techo de cristal lo llaman cielo. Y gritan para que les enseñemos a romperlo.
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