Sábado, 10 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6292.
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No hay que temer a los que tienen otra opinión, sino a aquéllos que, teniéndola, temen manifestarla (Napoleón)
 MADRID
Ocio / Fotografía
Viaje al otro lado de Disneylandia
Peter Granser, ganador del World Press Photo 2005, expone en Madrid su primera muestra individual: una serie sobre el parque de atracciones de Coney Island y otra sobre 'clones' de Elvis
JOSE MARIA ROBLES

ntre bizarro y morboso, entre fascinante y revelador, con una capa de óxido que lo eleva a la categoría de cementerio pop, el parque de atracciones de Coney Island, a las afueras de Nueva York, parece hipotecar hasta el último de sus tornillos por conservar su posición de privilegio en ese inmenso tapiz de iconos (de la cabeza al cero de Britney Spears a la dichosa galletita que casi atraganta a Bush) que es EEUU. El empeño resulta a día de hoy, casi ocho décadas después de que el mítico centro de ocio viviera sus años dorados, un tanto tierno, por no decir ingenuo (Disney no admite competencia).

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Y sin embargo, el fotógrafo Peter Granser (Hannover, 1971) asoma por Madrid para reivindicar con humor y también con nostalgia lo que él llama «paraíso democrático, un sitio al que acudía gente acomodada y trabajadores. En una época en la que la electricidad aún conservaba un punto mágico, Coney Island ya tenía un millón de bombillas. De noche era lo primero que veían los inmigrantes que llegaban por barco a la ciudad. En cierto sentido, era la promesa de un mundo mejor».

El también autor de dos series sobre los efectos del Alzheimer y sobre la gerontociudad de Sun City, ganador del World Press Photo 2005, explica que todo eso se ha esfumado. «A partir de los años 60, muchas de las estructuras se fueron reciclando para construir viviendas de protección oficial. Se produjo un realojo de población que dio lugar a bandas callejeras, violencia, droga, prostitución... Desde finales de los 90 se aprecia un intento por recuperarlo. Aunque tiene una imagen un poco hortera, ahora reúne a familias y genera vida y movimiento. Para mí tiene un encanto maravilloso y mucho morbo. Fue el primer centro de sus características en el país, aunque todo el mundo piense en Disney World, justo lo contrario, donde todo está limpio y presentable».

Granser exhibe en La Fábrica Galería su particular visión de las cosas: 12 instantáneas de unas instalaciones que rebosan sabor kitsch, así como de sus visitantes, unos pintorescos, otros de apariencia normal y todos envueltos en una atmósfera francamente surrealista, gracias a la mezcla de técnicas propias de la fotografía documental y a un tratamiento artístico del color.

Incentivado por los retratos que realizaron Henry Cartier-Bresson, Dorothea Lange, Diane Arbus o Wegee de este referente del american way of life, se plantó por primera vez entre norias y tómbolas en 1999. Las piezas que le traen por aquí las ejecutó entre 2000 y 2005. «Siempre iba en verano, cuando la gente está más relajada. Y trabajaba de mañana a noche. Llegué a conocer hasta la última piedra. Hablamos de un recinto que tiene 600 metros de largo y 250 de ancho».

Descubrió, del mismo modo, que allí no todo era algodón de azúcar, mariposas en el estómago y alegres chapuzones. «Coney Island también es interesante como reflejo de la vida política. Por ejemplo, enfrente de un local de fast food había una oficina de reclutamiento. En otra atracción se disparaban bolas de pintura a un póster de Sadam Husein...».

Al margen de las postales sobre ese microcosmos chirriante y magnético del extrarradio neoyorquino, las paredes de La Fábrica cuelgan el no menos curioso acercamiento de Granser a la legión de clones de Elvis Presley. Aquellos cara a cara con los otros reyes del rock tuvo lugar en la mismísima Memphis. «En muchos casos la línea divisoria entre personaje y persona era difusa. Se trataba de actores que estaban tan metidos en sus performances que ya habían asimilado la imagen y el deje de quien en realidad fue la primera estrella mediática. ¡Si incluso tenían sus propios clubes de fans! El sueño de la mayoría de ellos era conseguir algún día hacer de Elvis en Hollywood...». Y el tapiz de iconos vuelve a extenderse.

Coney Island + Elvis Tribute Artists.

Hasta el 14 de abril, en La Fábrica Galería (Alameda, 9).

www.lafabricagaleria.com

www.granser.de

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