DANIEL G. SASTRE
Ha sido, probablemente, el conseller con más trabajo en estos primeros 100 días de tripartito. Cuando llevaba poco más de un mes en el cargo, Ernest Maragall (Barcelona, 1943), recibió un regalo envenenado, en forma de Real Decreto, por parte del Ministerio de Educación. El texto que establece la tercera hora de castellano en las aulas catalanas fue recurrido ante el Tribunal Constitucional, pero ello no impidió que CiU acusara al conseller de ser «el caballo de Troya del españolismo en el Govern» y de «enemigo de la inmersión lingüística».
En efecto, Maragall quiere «redefinir» ese método educativo y ajustarlo a la «nueva realidad» catalana. Mientras llega la Ley de Educación, el conseller puede ir pensando en qué quiere decir exactamente, en cómo se propone llevarlo a cabo y en los otros grandes retos de la legislatura en su Departamento: superar la carestía de profesores que ha traído la sexta hora e introducir el inglés como lengua de enseñanza.
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