Quienes, un día tras otro, critican a la Cope por crispar, insultar o mentir, deberían empezar a escuchar y a analizar el diario hablado de las 14.00 horas de la cadena Ser, dirigido y presentado por José Antonio Marco, uno de los que, supuestamente, representan a los buenos en esta película cada día más aburrida de «y tú más».
Le agradezco, en especial, el esfuerzo del pasado viernes porque nos regaló un programa perfecto para el curso de información y propaganda del nuevo master de Relaciones Internacionales de la Complutense.
No le faltó de nada: insultos a destajo, ocho o diez acusaciones de mentirosos a los dirigentes del Partido Popular, confusión entre información y opinión. Como ejemplo de propaganda blanca -aquella en la que se identifica perfectamente al emisor, su mensaje, sus intenciones y sus enemigos-, merece un sobresaliente. Como ejemplo de buen periodismo, manifiestamente mejorable.
Ya en la presentación, sin encomendarse a Dios ni al diablo, nos advierte que tengamos cuidado de «los despropósitos, mentiras y manipulaciones» del PP a cuento de las manifestaciones del fin de semana y de lo que, en los minutos siguientes, vamos a escuchar en las voces de Miguel Angel Rodríguez -pues «es una persona demasiado dada a la manipulación y la propaganda»- y de Angel Acebes, quien «tampoco conoce límites».
Con este aviso, no pude resistir elevar el volumen de la radio de mi coche. «Acebes miente y no es la primera vez», señaló tras un testimonio de éste, por la mañana en Telecinco, en el que negaba que el PP, con José María Aznar, hiciera reagrupamiento de terroristas. «Lo demuestran», añadió, «las propias notas oficiales».
Por si alguno de los oyentes no lo había entendido, la redactora encargada de resumir dichas notas reitera: «Ha asegurado hoy falsamente Acebes...». A lo que Marco, terminada la crónica, añade sin inmutarse: «Acebes, que no deja de tergiversar la realidad (...) otra mentira como el episodio de los langostinos de De Juana Chaos». No son palabras textuales, pues las cito de memoria, pero casi.
Ahora, pensaba para mí, dirá por fin que todo lo que el Partido Popular hizo con los presos se diferencia del caso De Juana en que no hubo, por medio, huelgas de hambre utilizadas como chantaje ni, cuando hubo intentos claros de chantaje, como en el caso de Ortega Lara o de Miguel Angel Blanco, el Gobierno Aznar accedió en busca de compensaciones políticas. Mi gozo en un pozo.
«Al final se terminan diciendo las cosas que se deberían pensar mejor antes de decirse», concluyó Marco su lección del día, ignorando o pasando de puntillas sobre las barbaridades que soltaron el viernes por la mañana Patxi López, Conde-Pumpido, Joan Ridao, Jesús Caldera o el ugetista madrileño José Ricardo Martínez.