CRONICA
El pasado 10 de diciembre publicamos en La Otra Crónica el reportaje titulado «Gina negoció a mis espaldas» basado en una supuesta entrevista con el empresario barcelonés Javier Rigau. Rigau, que estuvo a punto de convertirse en el segundo marido de la actriz italiana Gina Lollobrigida, asegura que dicha entrevista nunca tuvo lugar y que la autora del reportaje, Pilar Eyre, se inventó sus declaraciones. Inicialmente, la periodista afirmó tener la conversación grabada, pero cuando Crónica le ha pedido la cinta no ha sido capaz de aportarla ni de demostrar de algún otro modo que realizó la entrevista.
El empresario está particularmente dolido por la imagen de una Gina Lollobrigida aprovechada que transmitía el texto cuando la actriz es, mantiene, la persona más desinteresada que ha conocido.
Ni la actriz negoció exclusivas a sus espaldas como afirmaba el titular ni él ha pronunciado nunca la frase que se le atribuye en el reportaje: «Hay un aspecto mercantilista en ella que me ha asustado y sorprendido».
Rigau, que ha rechazado ofertas de hasta 300.000 euros por conceder una entrevista, insiste en que la conversación nunca tuvo lugar y en que sólo ha hablado con Eyre en dos ocasiones por teléfono.
En el inicio del artículo se pretendía emplazar a Rigau durante aquel fin de semana en un lugar en el que el empresario jamás se ha alojado. Asimismo, son incorrectas las alusiones al traslado en avión al Salón Internacional del Caballo celebrado en Sevilla a finales del año pasado. Javier Rigau quiere poner de manifiesto su agradecimiento por la invitación y el excelente trato hacia él y hacia Lollobrigida por parte de Tomás Terry y su equipo, al frente de la organización del evento.
Tampoco habló con Eyre, insiste con vehemencia Javier Rigau, sobre el anillo de esmeraldas que, efectivamente, le regaló a la actriz antes de romper su compromiso. Un detalle que tiene que ver con el papel de Esmeralda que Lollobrigida interpretó en Notre Dame de Paris (1956), con Anthony Quinn como Quasimodo.
La actriz, de 79 años, le regaló a él, de 45, una escultura de bronce de tres metros realizada por ella misma y titulada Joie de vivre que representaba a un delfín saltando del mar, pero esa escultura no está en la casa del empresario en Playa de Aro (Gerona) como escribió Eyre que le aseguró Rigau, sino en Pietra Santa, en Italia, en el taller de Lollobrigida.
El empresario tiene interpuestas, por el momento, 38 demandas civiles y querellas penales por asuntos relacionados con informaciones sobre su relación con la actriz y sobre su vida privada.
También su madre, Angeles Rafols, ha acudido a los tribunales para solicitar la salvaguarda de su honor y su derecho a la intimidad, especialmente contra los medios de comunicación que han atribuido la paternidad de Javier Rigau al actor británico Sir Roger Moore, amigo de la familia desde hace tiempo.
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