Cada vez que empieza a hablar -y ayer en Málaga no fue una excepción-, la gente se empieza a reír. No de él, sino con él. Porque Juan José Ballesta dice cosas que no suelen decir los actores ni, desde luego, como los actores las suelen decir. Así que ayer, cuando dijo que le gustaría hacer un papel de autista, la gente se lo tomó a guasa pese a que Ballesta hablaba en serio, como después quedó claro. El Bola ya no quiere más papeles de chico problemático, aunque su personaje de carterista romántico en Ladrones -ópera prima del realizador Jaime Marques presentada ayer en la sección oficial del Festival de Cine de la ciudad andaluza- es eso precisamente: Ballesta hecho metáfora de las adolescencias y juventudes en la cuerda floja.
El quinqui bueno de 7 vírgenes se convierte ahora en el eslabón oscuro de esta pareja de críos unidos por el cuerpo del delito. Jaime Marques instala en los vagones del metro de Valencia su mundillo de ladronzuelos en pos del sentido de la vida y nada, salvando las abrumadoras distancias, en las aguas del Pickpocket de Bresson y el Bonnie & Clyde de Arthur Penn. Pero en versión cañí. Está claro que ni su partenaire, María Valverde, es Faye Dunaway ni Ballesta parece Warren Beatty. Está claro también que, para construir creíbles atmósferas lumpen, no basta con tener a Ballesta en el reparto. Pero también es verdad que, de haber puesto a otro actor, todo el mundo habría pensando: «El ideal para ese papel era Ballesta».
Así juzga su presente y su futuro el interesado: «Pues sí, ahora mismo lo que estoy intentando es tirar justo para el otro lado, quitarme de papeles de ésos que me están encasillando y tal... porque es que, en el barrio, ya me empiezan a decir que me parezco a mis personajes, y ese rollo. Quiero hacer otras cosas, más de modosito, más de normalito, no sé, alguna historia de amor... ¡Si no, las mujeres por la calle me dicen que parezco un delincuente de verdad!».
En el futuro, se hará extraño un Festival de Cine Español sin Ballesta haciendo de Ballesta. ¿Y un festival sin polémicas políticas? Este año, en Málaga, toca hablar del anteproyecto de la nueva Ley del Cine y el Audiovisual. Sobre todo, ayer, día de la comparecencia ante los medios de Pedro Pérez, presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales de España. La Federación da cuenta, cada año en Málaga por estas fechas, del estado del cine español, pero el actual zafarrancho de combate propiciado por el nuevo texto legal -cuyo anteproyecto puede ser aprobado en Consejo de Ministros el viernes, según los productores- disparó la expectación.
Pedro Pérez escenificó de forma indirecta esa guerra de guerrillas que define el debate actual del anteproyecto. Una guerra en la que las televisiones acusan a los productores de arrancar al Gobierno una ley en beneficio propio, los exhibidores acusan a los distribuidores, al Gobierno y a los productores, y los distribuidores acusan a los exhibidores.
No más descalificaciones
Harto de insultos y de descalificaciones personales, procedentes esencialmente de las televisiones privadas, el presidente de la FAPAE advirtió: «No toleraré más descalificaciones de las televisiones contra eso que ellos llaman 'el productor subvencionado', sencillamente porque nosotros somos una parte esencial en el proceso de realización de las películas». Durante la rueda de prensa, Pérez leyó parte del artículo que el portavoz de la Unión de Televisiones Comerciales Asociadas (Uteca), Jorge del Corral, publicó recientemente en el diario La Voz de Galicia, en el que tildaba al cine español, «salvo varias excepciones», de un cine «contra los votantes del PP», además de «un cine de baratillo y no poco chabacano, que ha provocado el rechazo de muchos de esos ciudadanos que saben que, con sus impuestos, se están dando subvenciones a los que los insultan desde la pantalla y en manifestaciones callejeras o entregas de premios».
El portavoz de Uteca respondió después a Pedro Pérez: «Yo no he insultado a nadie en ese artículo, pero es mentira lo que dicen los productores de que las televisiones gozamos de concesiones públicas gratuitas porque nosotros pagamos impuestos, como todo el mundo». ¿Cuál será el próximo round en el debate de la Ley del Cine?