Esta erosión, principalmente como consecuencia del viento, tiene notables efectos en los edificios madrileños orientados hacia el poniente (oeste), como es el caso de este templo, situado sobre el promontorio donde se encontraba antiguamente el cuartel de la Montaña, junto al paseo del Pintor Rosales.

Según informó a Europa Press el portavoz de la Unesco en Madrid, Francisco Madrid Muñoz, esta medida será propuesta al Ayuntamiento de Madrid, actual responsable de la conservación del templo, por el Grupo de Patrimonio Cultural de la Unesco en la región, que pertenece al Comité de Defensa del Patrimonio Arquitectónico. Con esta gran urna de cristal, este monumento egipcio, que fue situado en su actual ubicación en 1972, se vería protegido también de posibles actos vandálicos.

Desde que llegó al Estado español, las diferentes administraciones se han planteado establecer medidas de protección para evitar que el Templo de Debod sufra daños que afecten a su actual estructura.

Así, durante el mes de agosto de 2002, el Ayuntamiento de Madrid ya se planteó la posibilidad de cubrirlo o de enterrarlo, creando un museo subterráneo, para que no continuara deteriorándose. Sin embargo, esta opción no se contempló definitivamente, por lo que el templo continúa sin ninguna protección frente a la erosión.

El Templo de Debod fue un regalo de Egipto a España, realizado en el año 1968, en compensación por la ayuda española tras el llamamiento internacional realizado por la Unesco para salvar los templos de Nubia, principalmente el de Abu Simbel, en peligro de desaparición debido a la construcción de la presa de Asuán.

Egipto donó cuatro de los templos salvados a distintas naciones colaboradoras. Así, el de Dendur fue llevado a Estados Unidos y en la actualidad está situado en el museo Metropolitano de Nueva York.

En este caso, el templo está perfectamente protegido del viento, la lluvia, la nieve neoyorquina o de cualquier otro agente externo porque está entre las paredes del gran museo que se alza junto a Central Park.

Sus paredes están incluso cubiertas por cristal para que el paso de los visitantes no deteriore una obra tan antigua como la que se conserva en Madrid, en este caso descubierta ante cualquier ataque externo, especialmente el fuerte viento de la zona.

El Gobierno de Egipto también donó el templo de Ellesiya a Italia, el de Taffa a Holanda y, por último, el de Debod a España.

Este monumento fue inaugurado en el año 1972 por Carlos Arias Navarro, que fue alcalde de Madrid entre 1965 y 1973. Según cálculos de los expertos, el Templo de Debod tiene una antigüedad de unos 2.200 años. Fue construido por el rey nubio Adijalamani de Meroe entre el año 200 y el 180 antes de Cristo y está dedicado al culto de los dioses egipcios Amón (Amani en idioma nubio) e Isis. Posee añadidos de la época ptolemaica y romano-imperial (siglo I a. C. y II de nuestra era).

El madrileño, además, tiene un valor añadido sobre los otros tres obsequios de Egipto. De los cuatro templos donados por el Estado egipcio el de Debod era y es, sin duda, el más importante.

Disputado por Estados Unidos, Francia y España, fue finalmente Madrid la elegida para acogerlo, no sin antes incrementar sustancialmente las aportaciones españolas al salvamento del conjunto de Abu Simbel.

El Templo de Debod era el de mayores dimensiones de los cuatro. Además del edificio principal prácticamente completo, a excepción de su fachada oriental, que fue destruida en el siglo XIX, el templo conservaba dos puertas monumentales, así como una vía sacra que conectaba el santuario con un embarcadero en el Nilo. Su construcción representa las vicisitudes de la Baja Nubia en los últimos siglos de la historia egipcia.