Domingo, 11 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6293.
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 NUEVA ECONOMIA
MERCADO INMOBILIARIO
EL ALZA DE TIPOS Y LOS PRECIOS ESTRANGULAN LA VENTA DE VIVIENDA
Los apuros de las familias con las hipotecas empiezan a preocupar. Agencias y promotores restan importancia a la caída de operaciones, pero para vender un piso nuevo ya se necesitan 36 meses, mientras que el tiempo para desprenderse de uno usado ha aumentado en un 40%. Por
M. Gómez

La nueva subida de tipos de interés aprobada el pasado jueves por el Banco Central Europeo ha desatado las alarmas entre los aspirantes a propietarios de una casa. Si a los desorbitados precios a los que cotiza el metro cuadrado les sumamos el encarecimiento de las hipotecas, muchas de la familias que buscan casa quedan excluidas del mercado. La hipoteca media ha pasado, nada más y nada menos, de 140.274 euros a finales del pasado año a 144.000 euros en el primer trimestre de este año. Además, los plazos de amortización han aumentado de 26 a 27 años y el tipo de interés del 4,03% al 4,69%. Pero la carrera alcista no queda ahí, ya que la autoridad monetaria amenaza con más subidas y se empeorará el Euribor - el índice de referencia para más del 90% de los préstamos contratados-.

Con este escenario, la venta de pisos aumenta los riesgos de sufrir un colapso en las zonas sobrevaloradas o aquéllas en las que los especuladores han impuesto su ley. Nadie se atreve a levantar públicamente la voz de alarma, pero lo cierto es que de las fachadas de muchos inmuebles cuelga el cartel de Se Vende desde hace meses. Algunos promotores reconocen, en círculos privados, que ha decaído la alegría de la venta de hace dos años y, en algunos casos, les cuesta sudor y lágrimas vender los inmuebles.

En el mercado de vivienda nueva, los plazos para sacar adelante una promoción se situaron en 2006 entre 30 y 36 meses, un 12,5% más que en el ejercicio precedente, según las estimaciones de la consultora inmobiliaria Acuña y Asociados. Y este promedio, según la firma, se habría dilatado en este primer trimestre.

Las ventas en el mercado de segunda mano tampoco son ya para lanzar cohetes. La empresa de intermediación inmobiliaria Don Piso calcula que el plazo medio para sacar un inmueble ha crecido un 40% en el último año, al pasar de 86 días en 2005 a un total de 120 días en 2006. Fuentes de la firma aseverán que esta ralentización responde a los elevados precios y el encarecimiento de las hipotecas por la subida de los tipos de interés.

Por si fuera poco, la creencia del propietario de que su piso vale «el oro y el moro», fijando precios por encima del mercado, complica, a juicio de esta empresa, el cierre de las operaciones de compraventa.

Este descenso de las ventas también comienza a preocupar a los intermediarios inmobiliarios que, en estos últimos años, han crecido por doquier. La Asociación Profesional de Expertos Inmobiliarios (APEI) ya ha advertido que tres de cada 10 agencias podrían cerrar en los próximos meses por la desaceleración del mercado. Según esta organización, la ralentización en la venta de inmuebles está teniendo ya repercusiones que se traducen en el cese de la actividad de agencias inmobiliarias en todo el territorio. Ante semejantes perspectivas, la asociación ha lanzado un llamamiento a los profesionales independientes para agruparse en asociaciones que permitan ofrecer mayor y mejor servicio al comprador.

El ajuste del mercado no ha hecho más que empezar. Más de la mitad de las familias que buscan casa no están dispuestas a pagar más de 200.000 euros por su pisito, según revela el estudio elaborado por la Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos (Hispalyt). Con este presupuesto, es bastante improbable convertirse en propietario en las grandes ciudades. Un piso de unos 60 metros cuadrados es imposible conseguirlo por menos de 250.00 euros de ciudades como Madrid, Barcelona o San Sebastián.

Ese temor al crack, según aseguran fuentes del sector inmobiliario, también se ha apoderado de algunas entidades financieras. Por un lado, si se venden menos pisos se agotará el filón con el que estos últimos años han estado multiplicando sus resultados: los préstamos hipotecarios. Y, por otro, el fantasma de la morosidad comienza a asustar a las entidades financieras.

Existe el consenso de que la gallina del ladrillo ha pasado a mejor vida. Pero el sector cree que el mercado se sostendrá de forma razonable durante los próximos años. Los precios, dicen, crecerán menos, lo que permitirá al sector inmobiliario recuperar la normalidad. Además, la creciente demanda de inmigrantes y la existencia de una cultura «muy arraigada» de compra de inmuebles entre los españoles arropan al sector, aseguran desde Don Piso.

En la Asociación de Promotores y Constructores (APCE) también reina la tranquilidad. «Hemos de tener en cuenta que venimos de un periodo de gran expansión de siete años. A partir de 2005 empieza el proceso de normalización. Esto es, pasamos de una oferta incapaz de satisfacer a la demanda a una oferta suficiente», explica el gerente de esta asociación, Julio Gil, para quien la nueva situación ya se refleja en el menor crecimiento de los precios. «Es evidente que no podíamos evolucionar a esos ritmos indefinidamente y lo mejor que puede pasar es lo que está sucediendo», apunta.

Los promotores defienden que el que se haya abandonado el ritmo de crecimiento no implica que el sector vaya mal. «Cualquier indicador que tomemos a día de hoy está por encima de su media histórica. La intensa formación de nuevos hogares, el crecimiento económico y la creación de empleo garantizan una demanda estable de viviendas», concluye.

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