Domingo, 11 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6293.
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 NUEVA ECONOMIA
PERFIL
FULVIO CONTI
El consejero delegado de Enel que desea hacerse con la eléctrica española sueña con grandes metas internacionales. Por El devoto del ibérico que puja por Endesa
Irene Hdez.Velasco / Roma

Dicen que sólo hay una cosa más dolorosa que aprender a través de una mala experiencia, y es no aprender de ella. Fulvio Conti, el consejero delegado de Enel sufrió hace un año un colosal revés, al fracasar la OPA hostil con la que pretendía hacerse con la francesa Suez. Ni siquiera llegó a lanzarse. Pero de lo que nadie puede acusar al perseverante Conti es de no haber aprendido la lección. Este romano de 59 años, que cuando era joven se pagó él solito los estudios de Economía mientras por las noches trabajaba en una panadería, se ha cuidado muy mucho de no repetir los errores del pasado. Gracias a ello, va poder entregarse con frenesí a una de sus grandes pasiones: el jamón ibérico.

Enel (que, directa o indirectamente, está controlada en un 32% por el Estado italiano) se ha hecho en cuestión de días con el 22,8% de Endesa, al precio de unos 9.000 millones de euros. El 27 de febrero irrumpía en la sociedad española al adquirir, en tan sólo media hora, el 9,9%. Pero, además de ese porcentaje, UBS le guarda otro suculento 7,9%. Y Mediobanca le tiene prometido un goloso trozo del 5%. La alemana E.ON, que lleva más de un año dejándose la piel por hacerse con Endesa, se ha quedado con la boca abierta ante la magistral jugada de Enel.

El mérito es de Fulvio Conti, de su obstinación y de su propósito de no repetir los errores del pasado. Hace un año cometió la equivocación de dejar entrever en una rueda de prensa su intención de hacerse con la francesa Suez, lo que provocó que Jacques Chirac se encargara de hacer añicos sus pretensiones.

¿Cómo? Fomentando la fusión entre Suez y Gaz de France para que el grupo resultante fuera demasiado grande para ser engullido. Escarmentado por aquella experiencia, esta vez se ha cuidado mucho de desembarcar en la española con sigilo y de desplegar una importante labor diplomática. Ahí está la famosa reunión que el 16 de febrero mantuvo con Joan Clos, el ministro de Industria. O la supuesta alianza mediterránea con la que plantar cara al eje franco-alemán. Por no hablar del carácter «amistoso» que Enel ha pretendido dar a su desembarco en el capital de Endesa.

La verdad es que Conti ya había hecho gala antes de su capacidad para la diplomacia. Pese a que fue el Gobierno de Silvio Berlusconi el que le puso al frente de Enel, ha conseguido mantenerse en el cargo después de que el año pasado Romano Prodi desembarcara en el Ejecutivo. Lo que no ha ocultado nunca son las ambiciones expansionistas que acaricia. Es verdad que Conti ha hecho de la apuesta por las energías renovables y del respeto al medio ambiente uno de los signos de identidad de su gestión. Pero, por encima de todo, su dogma de fe es la expansión exterior. Enel, que hasta mediados de los años 90 era la segunda compañía eléctrica más grande de Europa por detrás de Electricité de France, ocupa hoy el quinto puesto.

Este italiano sueña con devolver a Enel su esplendor. Cuando tomó posesión de su cargo, prometió convertir a la compañía uno de los principales protagonistas del mercado eléctrico . «Si no lo consigo antes de 2008 devolveré el dinero», proclamaba.

Y en eso está. Romano de pura cepa ya tiene metido el pie en la compañía española. Dado que no pertenece a ninguna de las ricas familias de la aristocracia y la burguesía romana que gozan de una privilegiada red de contactos, cuando consiguió el título de licenciado en Economía por la Universidad de la Sapienza no lo dudó: se puso a las órdenes del grupo americano Mobil. Entró a trabajar con 20 años.

Dos décadas después, se pasó a la también estadounidense Campbell. Estuvo varios años viviendo fuera de Italia, a caballo entre Bruselas, Londres y Nueva York. En 1991 regresó a Italia para ocuparse de las finanzas de las más importantes compañías: desde Montedison-Compart o Telecom hasta Ferrocarriles del Estado, para acabar recalando en Enel en 1999.

Si se cumplen sus planes y el desembarco en Endesa le sale como espera, Conti puede empezar a practicar su español, lengua que habla con fluidez y a disfrutar de los museos del Prado y del Reina Sofía, que visita siempre que viaja a Madrid. No en vano, su asistente es un joven español de 30 años llamado Javier Anzola. Pero que nadie piense que con Endesa Conti piensa sacarse la espinita de Suez.

Hay quien dice que podría volver a la carga para intentar hacerse con ella, dado que la fusión entre Suez y Gaz de France parece cada vez más inviable.

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