Domingo, 11 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6293.
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Recuerdo intacto de las víctimas en el tercer aniversario del 11-M

Se llama Laura y tiene 29 años. Es de Parla, una populosa localidad al sur de Madrid. Trabajaba de administrativa y tenía la cabeza llena de ilusionantes proyectos. Pero, hoy hace tres años, su vida se truncó. El mayor atentado terrorista en España la dejó en estado vegetativo, situación que, desde entonces, no ha experimentado cambio ninguno. Hoy nos acercamos en Crónica a su tragedia y la de sus familiares, que la afrontan con una enorme valentía. Como Laura y sus seres queridos, son miles de víctimas las que sufren las secuelas del 11-M. El tercer aniversario del múltiple atentado se produce sólo unas semanas después del comienzo del juicio, un complejísimo proceso que en los últimos meses ha avivado un importante debate en el seno de la sociedad. El esclarecimiento de la verdad es una exigencia democrática y un derecho de los ciudadanos, por el que cabe seguir demandando el máximo empeño a las instituciones, y al que es, no sólo lícito, sino necesario que contribuyan los medios de comunicación. Sin embargo, el enconado enfrentamiento político y los intereses espurios escondidos detrás de las campañas mediáticas que arremeten contra la investigación de todos los hechos que rodean al 11-M, alimenta actitudes cainitas y nos sitúa en un escenario de crispación máxima. Por ello, se hace imprescindible no perder nunca de vista que los atentados, antes que nada, fueron el más horrible acto de violencia, causante de un dolor y sufrimiento infinitos, padecido a diario por sus víctimas. Su memoria volvió a ser honrada ayer en el brillante concierto dirigido por Inma Shara que los Reyes presidieron en el Auditorio Nacional, como lo será hoy en la inauguración del monumento que en su recuerdo se ha instalado frente a la estación de Atocha. Pero lo que Laura y todas las víctimas se merecen es que la memoria del 11-M fortalezca nuestra democracia.

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